Siempre comento sobre las experiencias cotidianas que me ocurren, que
me llevan a sentarme aquí y escribir algo. Por lo que general son
pensamientos introspectivos que me provocan trasladar aquello que leo o
veo y busco analizarlos.
Algunos unos días atrás, mi hermano trajo
un televisor inteligente a la casa. Por lo que el pasatiempo de ver
películas en la noche, nos ha hecho compartir no solo esas horas de
entretenimiento, sino charlas sobre diversidad de temas. Una noche,
buscabamos una película de terror, que son las favoritas de él; en
dicha categoría existía un sinnúmero, pero no lograbamos encontrar una
que nos capturara la atención de inmediato. Una y otra vez, nos saltamos
alguna, porque "esa" era la misma versión con otro nombre. Al final,
decidimos ver una basada en un libro. A medida que la película avanzaba,
mi hermano me repetía que yo ya la había visto porque deducía todo lo
acontecido, aún pasajes textuales del diálogo. El final, típico en esas
películas, fue el obvio. Mi hermano me dijo: "Es exactamente lo mismo
que aquella otra película, y son hasta los mismos actores." Y era
verdad, otra película de terror que tenía el mismo argumento y que el
final era igual de previsible. Excepto por una cosa, los personajes
secundarios diferían.
Y esto me hizo pensar, sobre un tema que
había leído tiempo atrás en un blog en inglés, en donde el autor exponía
qué era más importante, si la historia o los personajes. Y Hollywood
se ha encargado de repetirnos hasta la saciedad, las mismas historias,
con ligeras variaciones, sobre todo en ese género que parece caducado a
nuevas ideas.
Como he tratado en entradas anteriores sobre los
protagonistas, los antagonistas, creo que es respetuoso hacerlo ahora
hacia el personaje secundario. Los autores noveles actuales, o
guionistas profesionales, han hecho del secundario, un personaje de
relleno o con un propósito muy corto. Para mí, es mucho más fácil
explicarlo a través de películas, porque sin importar el titulo de la
película, existen esos personajes o situaciones cliché que son de todos
conocidas.
Una y otra vez, vemos al personaje secundario (o
terciario o de relleno), como ese personaje que se sienta al lado del
protagonista y le explica porque se enroló en el ejercito, le muestra la
foto de su amada y ese personaje muere en esa cruenta batalla. No nos
acordamos de su nombre, pero sí de la escena de la foto. O el personaje
que sólo sirve para marcar un punto de humor en la escena, el amigo
torpe, o mujeriego, o bebedor, o lo que sea, que saca del contexto la
problemática del protagonista.
Pero siempre he sido enemiga de ese
tipo de personajes, influenciada quizá por la literatura, o mi propio
racionamiento. Los escritores actuales, con más trayectoria que un
novel, también están de acuerdo que un personaje secundario, no es un
relleno y no debe ser un personaje sin sentido o plano.
Pero ¿qué es un personaje secundario?
Es cualquiera que no tenga una historia principal como protagónico, sin
embargo su presencia es necesaria para el desarrollo o desenvolvimiento
de la trama. Los personajes secundarios son necesarios, porque sin la
ayuda de ellos, el protagonista no puede desvelar una historia por si
mismo.
No
puedo imaginarme a el Hidalgo Don Quijote de la Mancha, sin un Sancho
Panza. Personaje que sirvió como una especie de balanza en la
personalidad del quijote, en donde fue el incitador de la cordura del
caballero, y Cervantes lo hizo crecer, modificando su personalidad a
través de la novela, dándole hasta cierto protagonismo en algunas
escenas. Pero el hidalgo, necesitaba de su escudero.
Un personaje secundario, no es un mero relleno literario. Yo prefiero pensar que existen esos personajes de relleno
que sí no aportan nada a la historia, y por ende, no deberíamos
preocuparnos tanto de ellos, porque sólo están en un determinado
momento, y su presencia o ausencia no afecta el desarrollo de la columna
de la historia.
Sin embargo, el personaje secundario no
debe ser tomado a la ligera. Hay pautas que debemos considerar acerca de
ellos. Sobre todo aquellos personajes "extra" que tienen una misión
dentro de la historia. Recordemos lo que el personaje secundario aporta a
la historia: Revela la personalidad de los protagónicos, revela puntos
claves en la historia (como el pescador que conoce la leyenda),
motiva/frena al protagonista, ayuda a definir la historia, ya sea con
sus acciones o los diálogos que tenga con los protagonistas u otro
personaje secundario.
Cada autor desarrolla sus personajes de una
forma única y peculiar, toma tiempo para buscarles un nombre, un físico y
crearles una personalidad. Pero cuando de secundarios se trata,
pareciera que esperamos que ellos aparezcan solos, y todo su conjunto,
se vaya desarrollando acorde a la trama: Error.
El
personaje secundario, son un apoyo a la historia, tiene también un peso
en la misma. Debemos tratarlos con el mismo respeto que lo hacemos al
protagonista. Recordemos que el aporte que ellos le brindan a la
credibilidad de la historia, o los personajes principales, es
importante. Si tenemos personajes secundarios débiles, es muy poco
probable que los protagonistas tengan el impacto que pretendemos darles,
y una buena historia puede fracasar por culpa de esos personajes "no
memorables".
Por ello, debemos tomar en cuenta algunos aspectos:
1- Construir personajes secundarios con responsabilidad:
Así como tomamos tiempo para hacerlo con los protagónicos, es necesario
pensar es esos secundarios que tienen relevancia en la historia.
Debemos tomar cuanto están "en escena" para que mantengan su rol de
secundarios y no se apoderen de la historia. Aunque no escribamos mucho
de ellos, sí debemos estar conscientes que tienen un pasado, físico,
carácter y el rol que pretendemos que tengan en la historia, aún sin
haber escrito nada acerca de ellos en la historia. Mucha de esa
información no está obligada a ser parte de tus escritos, pero conocer
el "backstory" de tus personajes, te hace comprender mejor porque actúan
como lo hacen.
2-Tan creíbles como el protagonista:
Esto es necesario para no caer en la problemática de la inconsistencia
del personaje. No debemos olvidar cómo y quienes son. No hay nada más
penoso que cometer el error de desconocimiento de nuestros personajes,
porque no hemos reparado en ellos lo suficiente. Describirla como
pelirroja al inicio, para terminar de decir que es castaña al final de
la historia, u otros errores por el estilo. Esto nos desacredita como
buenos planificadores de historias. Esto incluye también el balance
entre cuán bueno y cuán malo es el personaje.
3-Definir su papel desde el inicio (o mucho mejor, desde antes):
Esto es con cualquier personaje secundario. Yo siempre utilizo el
método, si tiene nombre es porque tendrá importancia en la historia. Si
un personaje aparece eventualmente en la historia, pero su papel no
afectara ni positiva o negativamente la acción, nunca le daré un nombre,
lo llamo personaje de relleno. Siempre se le identificará como
"la secretaria del Sr. López", "la encargada de la cafetería escolar",
"el portero", etc. Si un "personaje secundario" aparece una sola vez, no
debemos darle un nombre: No vamos a escribir que el mecánico se llamaba
"Roy" por la etiqueta en su mono, es un detalle que al lector lo puede
confundir. No llenemos de información innecesaria o superflua sobre los
secundarios, si su papel es de "relleno". Los secundarios que sí tienen
su espacio de importancia, a estos debemos darle el trato que hablamos
en el inciso 1.
4-También evolucionan:
El personaje secundario está presente en la historia, el mismo debe
evolucionar con la misma. Sus acciones pueden afectar al protagonista, y
a su vez, lo que le ocurre al protagonista le afecta a él. Muchos
personajes secundarios, sólo están ahí para marcar al protagonista. Como
mencionábamos, ese soldado enamorado que muere en batalla. Si su muerte
no afecta al protagonista de alguna manera, no deberíamos escribir una
escena previa de su historia. Su muerte debería afectar al protagonista
de alguna manera. ¿Le infunde coraje, sucumbe al miedo? ¿Busca a la
novia del fallecido? Si sólo deseamos mostrar la crueldad de la guerra,
debemos ser más innovadores a los clichés tantas veces usados.
Uno de los secundarios que podemos ver que sí marcaron a una protagonista es Beth con Jo, las dos hermanas de Mujercitas.
Beth es tímida, callada y caritativa; un personaje que es tan "plano"
que podría haber pasado desapercibido ante la personalidad de sus otras
hermanas. Pero Jo, le dedica su libro, mostrando la enorme influencia
que la chica tuvo en su hermana mayor, que aún después de muerta, es
amada y honrada.
5-El secundario no es invisible: Debemos
dotarlos de su propia personalidad. No es el punto negro o blanco en el
Yin-Yan del protagonista. Dotarlo de cualidades o defectos que "en
conjunto" afectan la historia. Por ejemplo, tenemos a la chica que es
chismosa, le gusta exagerar todo. Y es por un rumor que ese personaje
expande, que el protagonista tiene una pelea catastrófica con su novia.
Si el personaje es chismoso, pero no afecta a la historia, esa parte de
la personalidad no importa si es quitada porque no influye en nada a la
trama. La invisibilidad de un personaje es hacerlo tan plano como una
hoja en blanco. Los secundarios deben tener carácter, el que sea, pero
deben distinguirse del resto por algo. Eso incluye no solo su
personalidad, puede ser su forma de pensar, idiologia, o físico.
6-Revela lo que importa: El
personaje secundario, no solo revelara aquello importante en la
historia. Como testigo, conocedor, apoyo moral o piedra de tropiezo en
la meta de los protagonistas. Es importante saber qué tanto puede
aportar. Tener una idea clara de qué rol tienen en la trama. Todas las
historias tienen una principal, y se dividen en subtramas para descargar
la tensión; esas subhistorias pueden recaer en los secundarios, pero
¡ojo! no podemos llenar de información esos subtramas, sobre todo si
esta será una distracción de la esencia principal de lo que se escribe.
7-Un secundario importante:
En todas las historias se necesitan los personajes extras; sin embargo,
hay personajes secundarios que tienen un rol más importante que otros.
Aprende a diferenciarlos. Eso ayudará a que el lector también le sea más
fácil identificarlos. Como mencioné, en mi caso les doy un nombre, y
ese tendrá tanta importancia a la hora de seleccionarlo como el de los
protagonistas. Si tienes varios personajes secundarios recurrentes,
evita darles nombres similares: Mario y María, Jean y Jim, etc. Recuerda
que en tu cabeza ellos tienen un físico completo, un lugar especifico,
mas no así para el lector. Si los secundarios se mezclan entre ellos,
procura que sea muy clara la diferencia entre unos y otros, sobre todo
con sus nombres.
8-El secundario anónimo o de relleno:
He mencionado al inicio a este personaje que carece de nombre; sin
embargo si aparece en el texto, es porque ha de manifestar algo. Los
secundarios anónimos pueden ser una persona, un grupo y hasta una
sociedad. Puedes usarlos para crear el ambiente de ese mundo en donde se
mueve tu historia. No aplica únicamente para las novelas medievales o
de fantasía, son la sociedad actual que también puede reflejar lo que se
vive como el día a día.
9-El secundario que marca un lugar:
Tal como mencioné, existen esos personajes que no tienen nombre, si no
únicamente como "el portero". Pero, si se convierte en un lugar
recurrente, debe existir también una razón para ello. Debes considerar
que tus personajes no vagan por un universo sin razón. Piensa en la
importancia de ese Lobby o ese restaurante. Si usas el recurso
de ese secundario-lugar, debe existir una razón concreta que ayude a la
trama o desarrolle ese "mundo"; de lo contrario estás llenando espacios
de relleno con información que no conduce a nada.
10-"Ese es mi puesto": Es
la frase icónica de Sheldon Cooper de TBBT. También la presencia de un
secundario debe estar justificada en determinada escena. He leído libros
en donde hay cinco o seis personajes en una escena, en donde dos hablan
y el resto pasa desapercibido. Los notas cuando comienzas la lectura,
para luego desaparecer del escenario, y reaparecer cuando se "salen" de
la escena. Si un personaje secundario no ofrece una frase clave, o ayuda
a crear un ambiente creíble, es mucho mejor que lo borres de la escena.
En muchas ocasiones no es necesario que ellos tengan diálogo, pero
mostrarlos en alguna "acción o actitud" quitará esa sensación de espacio
vacío que mencionamos en el inciso anterior. Si están en su puesto,
éste se debe a un propósito que sólo puede ser cumplido por ellos.
11-Cuando menos es más:
Tiendo a escribir muchos personajes tantos principales, como
secundarios. Sin embargo trato de seguir los incisos que les he
recomendado. Pero, a veces una historia no necesita de muchos personajes
secundarios. Una historia puede ser presentada con un mínimo, y no por
ello no tener un gran impacto. Si un determinado personaje puede suplir
las acciones de otro, es mejor tener uno y no cuatro haciendo lo mismo.
Por ejemplo, tenemos el amigo que siempre desafía al protagonista a no
rendirse. Podemos dejar que un solo personaje tome diferentes facetas:
El que orienta, el que lo escucha, el que da ánimo y el que reprende. No
necesitas a Mateo, Marcos, Lucas y Juan para que lo hagan.
Debemos
equilibrar nuestros secundarios con la trama. Un libro como El Señor de los Anillos,
no sería lo mismo si sólo hablaramos de los siete personajes
principales en el volumen de "La Comunidad del Anillo", la novela cuenta
con más de cien personajes con mayor y menor relevancia dentro de los
secundarios. Pero, no somos Tolkien. Manejar tanta cantidad de
personajes, sin una estructura sólida de creación, puede causar mucho
más mal que bien a una historia compleja. Si crees que tu historia sí
necesita de un enorme número de personajes secundarios, debes ser
ordenado, metódico y tener todos los detalles de cada uno. Confundir a
los personajes, sólo demostrará la poca planificación, cuidado y
preparación del autor.
12-Sea sensato:
Esto no es una cualidad del personaje secundario, sino de nosotros
quienes les damos vida. Debemos ser conscientes de nuestra historia. Por
ello es tan importante, contar con la idea básica, los subtramas que
deseamos adicionar y como se desarrolla y concluye esa idea. Escribir
sobre la marcha le puede resultar a muchos una libertad de expresión,
sin ataduras. Sin embargo, la rienda se puede salir de las manos con
personajes adicionados por emoción sin planificación. Repito, si un
personaje no aporta nada, sólo es un relleno decorativo, no gastemos
nuestras neuronas, esfuerzo y tiempo dándole espacio en páginas y
páginas. Invirtamos esto en aquellos que sí producen algo relevante a la
historia.
Escribir sobre los personajes secundarios es divertido,
podemos permitirnos un poco más ligerezas que con uno principal, pero
recordemos que al final todo queda plasmado en una hoja, su influencia
es como la luna, cambia las mareas. Que su presencia en nuestros textos,
sea al final una experiencia grata, que ellos también hagan
resplandecer esa historia que nos apasionó tanto que fue imposible no
escribir.
Cuentanos cómo desarrollas tus personajes secundarios,
¿cuales crees qué es tu debilidad a la hora de hacerlo? ¿Tienes un
personaje secundario favorito? El mío es el Coronel Brandon de Sensatez y Sentimientos.
Espero
que este aporte te sea de utilidad, si crees que le puede servir a otra
persona, compartelo. Escribe tus comentarios, cuéntanos tu experiencia.
Siempre es grato saber de tí.
¡Nos leemos!
martes, 21 de febrero de 2017
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