martes, 21 de febrero de 2017

No es personaje secundario, su presencia cuenta

Siempre comento sobre las experiencias cotidianas que me ocurren, que me llevan a sentarme aquí y escribir algo.  Por lo que general son pensamientos introspectivos que me provocan trasladar aquello que leo o veo y busco analizarlos.
Algunos unos días atrás, mi hermano trajo un televisor inteligente a la casa. Por lo que el pasatiempo de ver películas en la noche, nos ha hecho compartir no solo esas horas de entretenimiento, sino charlas sobre diversidad de temas. Una noche, buscabamos una película de terror, que son las favoritas de él;  en dicha categoría existía un sinnúmero, pero no lograbamos encontrar una que nos capturara la atención de inmediato. Una y otra vez, nos saltamos alguna, porque "esa" era la misma versión con otro nombre. Al final, decidimos ver una basada en un libro. A medida que la película avanzaba, mi hermano me repetía que yo ya la había visto porque deducía todo lo acontecido, aún pasajes textuales del diálogo. El final, típico en esas películas, fue el obvio. Mi hermano me dijo: "Es exactamente lo mismo que aquella otra película, y son hasta los mismos actores." Y era verdad, otra película de terror que tenía el mismo argumento y que el final era igual de previsible. Excepto por una cosa, los personajes secundarios diferían.

Y esto me hizo pensar, sobre un tema que había leído tiempo atrás en un blog en inglés, en donde el autor exponía qué era más importante, si la historia o los personajes.  Y Hollywood se ha encargado de repetirnos hasta la saciedad, las mismas historias, con ligeras variaciones, sobre todo en ese género que parece caducado a nuevas ideas.
Como he tratado en entradas anteriores sobre los protagonistas, los antagonistas, creo que es respetuoso hacerlo ahora hacia el personaje secundario. Los autores noveles actuales, o guionistas profesionales, han hecho del secundario, un personaje de relleno o con un propósito muy corto. Para mí, es mucho más fácil explicarlo a través de películas, porque sin importar el titulo de la película, existen esos personajes o situaciones cliché que son de todos conocidas.

Una y otra vez, vemos al personaje secundario (o terciario o de relleno), como ese personaje que se sienta al lado del protagonista y le explica porque se enroló en el ejercito, le muestra la foto de su amada y ese personaje muere en esa cruenta batalla. No nos acordamos de su nombre, pero sí de la escena de la foto. O el personaje que sólo sirve para marcar un punto de humor en la escena, el amigo torpe, o mujeriego, o bebedor, o lo que sea, que saca del contexto la problemática del protagonista.
Pero siempre he sido enemiga de ese tipo de personajes, influenciada quizá por la literatura, o mi propio racionamiento. Los escritores actuales, con más trayectoria que un novel, también están de acuerdo que un personaje secundario, no es un relleno y no debe ser un personaje sin sentido o plano.

Pero ¿qué es un personaje secundario? Es cualquiera que no tenga una historia principal como protagónico, sin embargo su presencia es necesaria para el desarrollo o desenvolvimiento de la trama. Los personajes secundarios son necesarios, porque sin la ayuda de ellos, el protagonista no puede desvelar una historia por si mismo.
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No puedo imaginarme a el Hidalgo Don Quijote de la Mancha, sin un Sancho Panza.  Personaje que sirvió como una especie de balanza en la personalidad del quijote, en donde fue el incitador de la cordura del caballero, y  Cervantes lo hizo crecer, modificando su personalidad a través de la novela, dándole hasta cierto protagonismo en algunas escenas. Pero el hidalgo, necesitaba de su escudero.

Un personaje secundario, no es un mero relleno literario. Yo prefiero pensar que existen esos personajes de relleno que sí no aportan nada a la historia, y por ende, no deberíamos preocuparnos tanto de ellos, porque sólo están en un determinado momento, y su presencia o ausencia no afecta el desarrollo de la columna de la historia.

Sin embargo, el personaje secundario no debe ser tomado a la ligera. Hay pautas que debemos considerar acerca de ellos. Sobre todo aquellos personajes "extra" que tienen una misión dentro de la historia. Recordemos lo que el personaje secundario aporta a la historia: Revela la personalidad de los protagónicos, revela puntos claves en la historia (como el pescador que conoce la leyenda), motiva/frena al protagonista, ayuda a definir la historia, ya sea con sus acciones o los diálogos que tenga con los protagonistas u otro personaje secundario.

Cada autor desarrolla sus personajes de una forma única y peculiar, toma tiempo para buscarles un nombre, un físico y crearles una personalidad. Pero cuando de secundarios se trata, pareciera que esperamos que ellos aparezcan solos, y todo su conjunto, se vaya desarrollando acorde a la trama: Error.
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El personaje secundario, son un apoyo a la historia, tiene también un peso en la misma. Debemos tratarlos con el mismo respeto que lo hacemos al protagonista. Recordemos que el aporte que ellos le brindan a la credibilidad de la historia, o los personajes principales, es importante. Si tenemos personajes secundarios débiles, es muy poco probable que los protagonistas tengan el impacto que pretendemos darles, y una buena historia puede fracasar por culpa de esos personajes "no memorables".

Por ello, debemos tomar en cuenta algunos aspectos:

1- Construir personajes secundarios con responsabilidad: Así como tomamos tiempo para hacerlo con los protagónicos, es necesario pensar es esos secundarios que tienen relevancia en la historia. Debemos tomar cuanto están "en escena" para que mantengan su rol de secundarios y no se apoderen de la historia. Aunque no escribamos mucho de ellos, sí debemos estar conscientes que tienen un pasado, físico, carácter y el rol que pretendemos que tengan en la historia, aún sin haber escrito nada acerca de ellos en la historia. Mucha de esa información no está obligada a ser parte de tus escritos, pero conocer el "backstory" de tus personajes, te hace comprender mejor porque actúan como lo hacen.

2-Tan creíbles como el protagonista: Esto es necesario para no caer en la problemática de la inconsistencia del personaje. No debemos olvidar cómo y quienes son. No hay nada más penoso que cometer el error de desconocimiento de nuestros personajes, porque no hemos reparado en ellos lo suficiente. Describirla como pelirroja al inicio, para terminar de decir que es castaña al final de la historia, u otros errores por el estilo. Esto nos desacredita como buenos planificadores de historias. Esto incluye también el balance entre cuán bueno y cuán malo es el personaje.

3-Definir su papel desde el inicio (o mucho mejor, desde antes):  Esto es con cualquier personaje secundario. Yo siempre utilizo el método, si tiene nombre es porque tendrá importancia en la historia. Si un personaje aparece eventualmente en la historia, pero su papel no afectara ni positiva o negativamente la acción, nunca le daré un nombre, lo llamo personaje de relleno. Siempre se le identificará como "la secretaria del Sr. López", "la encargada de la cafetería escolar", "el portero", etc. Si un "personaje secundario" aparece una sola vez, no debemos darle un nombre: No vamos a escribir que el mecánico se llamaba "Roy" por la etiqueta en su mono, es un detalle que al lector lo puede confundir. No llenemos de información innecesaria o superflua sobre los secundarios, si su papel es de "relleno". Los secundarios que sí tienen su espacio de importancia, a estos debemos darle el trato que hablamos en el inciso 1.

4-También evolucionan: El personaje secundario está presente en la historia, el mismo debe evolucionar con la misma. Sus acciones pueden afectar al protagonista, y a su vez, lo que le ocurre al protagonista le afecta a él.  Muchos personajes secundarios, sólo están ahí para marcar al protagonista. Como mencionábamos, ese soldado enamorado que muere en batalla. Si su muerte no afecta al protagonista de alguna manera, no deberíamos escribir una escena previa de su historia. Su muerte debería afectar al protagonista de alguna manera. ¿Le infunde coraje, sucumbe al miedo? ¿Busca a la novia del fallecido? Si sólo deseamos mostrar la crueldad de la guerra, debemos ser más innovadores a los clichés tantas veces usados.

Uno de los secundarios que podemos ver que sí marcaron a una protagonista es Beth con Jo, las dos hermanas de Mujercitas. Beth es tímida, callada y caritativa; un personaje que es tan "plano" que podría haber pasado desapercibido ante la personalidad de sus otras hermanas. Pero Jo, le dedica su libro, mostrando la enorme influencia que la chica tuvo en su hermana mayor, que aún después de muerta, es amada y honrada.

5-El secundario no es invisible: Debemos dotarlos de su propia personalidad. No es el punto negro o blanco en el Yin-Yan del protagonista. Dotarlo de cualidades o defectos que "en conjunto" afectan la historia. Por ejemplo, tenemos a la chica que es chismosa, le gusta exagerar todo. Y es por un rumor que ese personaje expande, que el protagonista tiene una pelea catastrófica con su novia. Si el personaje es chismoso, pero no afecta a la historia, esa parte de la personalidad no importa si es quitada porque no influye en nada a la trama. La invisibilidad de un personaje es hacerlo tan plano como una hoja en blanco. Los secundarios deben tener carácter, el que sea, pero deben distinguirse del resto por algo. Eso incluye no solo su personalidad, puede ser su forma de pensar, idiologia, o físico.


6-Revela lo que importa: El personaje secundario, no solo revelara aquello importante en la historia. Como testigo, conocedor, apoyo moral o piedra de tropiezo en la meta de los protagonistas. Es importante saber qué tanto puede aportar. Tener una idea clara de qué rol tienen en la trama. Todas las historias tienen una principal, y se dividen en subtramas para descargar la tensión; esas subhistorias pueden recaer en los secundarios, pero ¡ojo! no podemos llenar de información esos subtramas, sobre todo si esta será una distracción de la esencia principal de lo que se escribe.

7-Un secundario importante: En todas las historias se necesitan los personajes extras; sin embargo, hay personajes secundarios que tienen un rol más importante que otros. Aprende a diferenciarlos. Eso ayudará a que el lector también le sea más fácil identificarlos. Como mencioné, en mi caso les doy un nombre, y ese tendrá tanta importancia a la hora de seleccionarlo como el de los protagonistas. Si tienes varios personajes secundarios recurrentes, evita darles nombres similares: Mario y María, Jean y Jim, etc. Recuerda que en tu cabeza ellos tienen un físico completo, un lugar especifico, mas no así para el lector. Si los secundarios se mezclan entre ellos, procura que sea muy clara la diferencia entre unos y otros, sobre todo con sus nombres.

8-El secundario anónimo o de relleno: He mencionado al inicio a este personaje que carece de nombre; sin embargo si aparece en el texto, es porque ha de manifestar algo. Los secundarios anónimos pueden ser una persona, un grupo y  hasta una sociedad. Puedes usarlos para crear el ambiente de ese mundo en donde se mueve tu historia. No aplica únicamente para las novelas medievales o de fantasía, son la sociedad actual que también puede reflejar lo que se vive como el día a día.

9-El secundario que marca un lugar: Tal como mencioné, existen esos personajes que no tienen nombre, si no únicamente como "el portero". Pero, si se convierte en un lugar recurrente, debe existir también una razón para ello. Debes considerar que tus personajes no vagan por un universo sin razón. Piensa en la importancia de ese Lobby o ese restaurante. Si usas el recurso de ese secundario-lugar, debe existir una razón concreta que ayude a la trama o desarrolle ese "mundo"; de lo contrario  estás llenando espacios de relleno con información que no conduce a nada.

10-"Ese es mi puesto": Es la frase icónica de Sheldon Cooper de TBBT. También la presencia de un secundario debe estar justificada en determinada escena. He leído libros en donde hay cinco o seis personajes en una escena, en donde dos hablan y el resto pasa desapercibido. Los notas cuando comienzas la lectura, para luego desaparecer del escenario, y reaparecer cuando se "salen" de la escena. Si un personaje secundario no ofrece una frase clave, o ayuda a crear un ambiente creíble, es mucho mejor que lo borres de la escena. En muchas ocasiones no es necesario que ellos tengan diálogo, pero mostrarlos en alguna "acción o actitud" quitará esa sensación de espacio vacío que mencionamos en el inciso anterior. Si están en su puesto, éste se debe a un propósito que sólo puede ser cumplido por ellos.

11-Cuando menos es más: Tiendo a escribir muchos personajes tantos principales, como secundarios. Sin embargo trato de seguir los incisos que les he recomendado. Pero, a veces una historia no necesita de muchos personajes secundarios. Una historia puede ser presentada con un mínimo, y no por ello no tener un gran impacto. Si un determinado personaje puede suplir las acciones de otro, es mejor tener uno y no cuatro haciendo lo mismo. Por ejemplo, tenemos el amigo que siempre desafía al protagonista a no rendirse. Podemos dejar que un solo personaje tome diferentes facetas: El que orienta, el que lo escucha, el que da ánimo y el que reprende. No necesitas a Mateo, Marcos, Lucas y Juan para que lo hagan.

Debemos equilibrar nuestros secundarios con la trama. Un libro como El Señor de los Anillos, no sería lo mismo si sólo hablaramos de los siete personajes principales en el volumen de "La Comunidad del Anillo", la novela cuenta con más de cien personajes con mayor y menor relevancia dentro de los secundarios. Pero, no somos Tolkien. Manejar tanta cantidad de personajes, sin una estructura sólida de creación, puede causar mucho más mal que bien a una historia compleja. Si crees que tu historia sí necesita de un enorme número de personajes secundarios, debes ser ordenado, metódico y tener todos los detalles de cada uno. Confundir a los personajes, sólo demostrará la poca planificación, cuidado y preparación del autor.

12-Sea sensato: Esto no es una cualidad del personaje secundario, sino de nosotros quienes les damos vida. Debemos ser conscientes de nuestra historia. Por ello es tan importante, contar con la idea básica, los subtramas que deseamos adicionar y como se desarrolla y concluye esa idea. Escribir sobre la marcha le puede resultar a muchos una libertad de expresión, sin ataduras. Sin embargo, la rienda se puede salir de las manos con personajes adicionados por emoción sin planificación. Repito, si un personaje no aporta nada, sólo es un relleno decorativo, no gastemos nuestras neuronas, esfuerzo y tiempo dándole espacio en páginas y páginas. Invirtamos esto en aquellos que sí producen algo relevante a la historia.

Escribir sobre los personajes secundarios es divertido, podemos permitirnos un poco más ligerezas que con uno principal, pero recordemos que al final todo queda plasmado en una hoja, su influencia es como la luna, cambia las mareas. Que su presencia en nuestros textos, sea al final una experiencia grata, que ellos también hagan resplandecer esa historia que nos apasionó tanto que fue imposible no escribir.

Cuentanos cómo desarrollas tus personajes secundarios, ¿cuales crees qué es tu debilidad  a la hora de hacerlo? ¿Tienes un personaje secundario favorito? El mío es el Coronel Brandon de Sensatez y Sentimientos.

Espero que este aporte te sea de utilidad, si crees que le puede servir a otra persona, compartelo. Escribe tus comentarios, cuéntanos tu experiencia. Siempre es grato saber de tí.
¡Nos leemos!

miércoles, 8 de febrero de 2017

Un mejor personaje femenino fuerte ¡Huye de los clichés!





Me considero una mujer extraña. Hace algunos días en mi país se celebró el día de la mujer. Y amanecí con esa idea en la cabeza, y dí gracias a Dios por venir a este mundo siendo mujer. Y pensé en todo lo que las mujeres afrontamos a lo largo de la vida, todas las negativas y agresiones que sufrimos por nuestro género.
Y la incomprensión de quienes somos. Llenas de "patrones" que se han impuesto por los siglos de los siglos: Que son posesivas, celosas, manipuladoras, compradoras compulsivas, insatisfechas, etc, etc, etc.  Y es verdad, a lo largo de mi vida he encontrado mujeres así; pero sobre esas miniedades a veces exageradas por los hombres o por el mismo sexo femenino, he encontrado mujeres amorosas, preocupadas por el bienestar de otros, generosas, complacientes, juiciosas, trabajadoras y dispuestas a sacrificios extremos. Conozco a muchas mujeres de ese calibre.
Cortesía de Unsplash/ Foto: Scott Webb

Y todo eso me hizo pensar, en los errores que cometemos los escritores sobre cómo "crear" a una mujer fuerte sin caer en los clichés. Sobre todo los hombres, que desconocen la personalidad (multifácetica) que poseemos las mujeres. Mi hermana tiene una frase: Soy madre, pero también hija, hermana, tía, sobrina, nieta, prima, amiga, esposa... y mujer.
Ya de por si, las mujeres somos complicadas. Pero a la hora de escribir, siempre deseamos darle una personalidad "superior" a los cánones normales de una mujer, hacerla una "wonderwoman", o por el contrario, "la caja de Pándora" con todas las calamidades dentro. De todos es conocido el término Mary Sue, como personaje en las historias, y es por ello que muchos queremos alejarnos de ese tipo de personalidad, volviendo a nuestra protagonista de otra manera: Una mujer independiente, fuerte y valiente.  Esto me hace pensar en aquella película "Mejor Imposible", con Jack Nicholson y aquella famosa escena  de cómo lograr crear tan bien a las mujeres en sus novelas...
Compartido desde Youtube


Y nosotros queremos crear una mujer fuerte, haciendo lo contrario: Tomamos a una mujer, le quitamos todo lo que la hace mujer y dejamos a un hombre con faldas como "nuestra mujer fuerte".
A continuación algunos razonamientos de lo que no deberíamos hacer con nuestro personaje, evitar esos clichés que arruinan la personalidad de nuestra fuerte protagonista.

1- Las mujeres fuertes, odian lo femenino: No hay mayor mentira que esta. Si creemos que haciendo a nuestra chica "fuerte" porque mastica tabaco, desecha las faldas por un enterizo tipo mecánico grasiento, que mete la cabeza en un radiador y aleja las manos de una manicura, la hace fuerte: Estamos equivocados. El tiempo que una mujer se dedique a "acicalarse" no la hace menos fuerte. Una mujer puede poseer un carácter muy determinado, lucir un maquillaje impecable, manicura perfecta y jamás dejar los tacones. Sólo basta recordar a Miranda Priesley, de la novela (y película, interpretada por Meryl Streep) «El diablo viste de Prada», de Lauren Weisberger. Miranda es una mujer poderosa y no es un mamaracho.

2-Ser físicamente fuerte= mujer fuerte: Que una mujer posea habilidades con las herramientas, pueda reparar un coche (o cambiar al menos una llanta), no la hace ser fuerte. No es que una mujer sea incapáz de poseer habilidades (siempre he dicho, que soy el albañil, fontanero, electricista en mi casa); pero usar esas "cualidades" como parte de una personalidad fuerte es errado. Si nuestro personaje tiene esas habilidades, magnifíco. Pero nunca deben ser la excusa para demostrar "ante otros, o un hombre" que ella es independiente, capaz y habilidosa con herramientas "de hombres".  Esto lo vemos mucho reflejado en las películas de acción, en donde la "dama" puede armar y desarmar una AKA-47, ante el asombro de sus compañeros varones, mientras ella no suelta una sonrisa de satisfacción y prepotencia.

3-Una mujer es fuerte porque controla con sexo: No hay nada más tirano que esto. Cuando convertimos a nuestra protagonista en la "bomba sexual", la mujer que con un beso es capaz de controlar a un magnate, un mafioso o un presidente. La mujer que muestra curvas y escotes, aquella que con una mirada controla las bajas pasiones de cualquiera. Esto tampoco hace a una mujer fuerte. Penosamente, estamos inundados a la saciedad de este cliché. Desde la Sra. de Roger Rabitt hasta Marilyn Monroe cantandole al presidente Kennedy, o las enloquecidas de "Atracción Fatal" y "Bajos Instintos". No hay más falacia que ésta. Una mujer "poderosa" que usa el sexo para controlar, manipular, es sólo un objeto sexual, igual que cualquier otra. Lo cual no la hace ser poderosa en ningún sentido.

4-Tiene poder, porque es agresiva: Hollywood nos ha presentado los peores ejemplos de "mujeres poderosas", esas que mantienen una actitud prepotente, agresiva y hasta confrontativa. La mujer tipo patea traseros que se regresa a darle de golpes al que le dijo "baby" en la calle, la que no responde cuando no quiere o es agresiva verbalmente. Esto no la hace tampoco fuerte. Es otra versión del hombre con falda. Si fuera un hombre tomando las mismas actitudes, pensaríamos que es un maleante, violento y sin control. ¿Por qué no pensaremos lo mismo si lo hace una mujer?  Eso aplica como excusa de fortaleza a la mujer que practica deportes extremos o violentos, como el karate, el boxeo, las carreras de autos, etc. El exceso de adrenalina en lo que haga una mujer, no tiene porque considerarse "una mujer fuerte" per se.

Y entonces... ¿qué?

Los américanos tienen una  prueba llamada "Bechdel" para expresar que la personalidad femenina es esterótipada en las películas. Su test se basa en tres simples preguntas:



Ante la negativa de "no hablar de hombres", se falla a la prueba, es decir, que la película es esterotipada.
Los casos extremos no son provechosos para nada. Lo que pretendo decir, es que aunque esos clichés no representan a una mujer poderosa, no necesariamente vamos a descartarlos. Es decir, que nuestra protagonista puede ser una boxeadora, (Million Dollar Baby, inspirada en la novela Rope Burns: Stories From the Corner de F.X. Toole), una adúltera (como Hester Prynner de La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne) o una ex reina de belleza desempleada, como lo fue la película basada en la biografía de Erin Brockovich.
Recordemos que los tiempos han cambiado, y las personas desean identificarse con los personajes. Sentir empatía o recelo por ellos, según corresponda. Por ello es necesario crear personajes creíbles, antes que nada.

Algunos puntos a considerar, para crear un personaje femenino fuerte:
  • Hazla humana: Antes que ser una mujer, es una persona. Tal como decía mi hermana, es una compilación de todo en uno. No sólo es mujer, o empresaria, o madre, o rebelde.
  • De acuerdo a las carácteristicas de la historia, la protagonista debe de tener interesés especifícos por algo, por alguien. Seguir una causa, lograr una meta, tener un propósito. No puede ser una persona que la vida la trata como hoja seca, que el viento la lleva a cualquier parte.
  • Lo bueno y lo malo: No es una súper mujer. También debe tener defectos, temores, complejos, virtudes, fortalezas. Cada faceta debe ser reflejada como parte de su personalidad,  cómo a pesar de ello, logra salir adelante. Un personaje fuerte, no teme enfrentarse a sus temores, a sus debilidades. Aunque eso signifique una "terapia de choque".
  • Renovar: El personaje fuerte no nace de esa manera. Son las circunstancias, las experiencias y un profundo análisis interior lo que hace a una persona dejarse sucumbir o enfrentar las situaciones adversas. El personaje debe evolucionar, equivocarse, aprender lecciones de vida. El agua que se estanca, se echa a perder. A veces, la fortaleza de espíritu es negarse a lo que más se desea, a renunciar a algo para llegar al otro lado.
  • Tener coherencia: Todo lo que le ocurra a nuestro personaje, debe de tener un sentido. Ya sea una perdida, un fracaso o una victoria, un logro. Toda la experiencia alrededor debe ser coherente con la personalidad de esa mujer fuerte. No vamos a demostrar que es fuerte, porque abre las botellas con la boca ... sino a través de las experiencias que a ella acontezcan a lo largo de la historia.
  • Responsabilidad: Todo lo que ocurre al personaje, no es producto de los azáres de la vida. Ella tomará responsabilidad de los actos que decida, y se someterá a esas consecuencias, sean tanto buenas como negativas.
  • Seguridad de su sexualidad: Sea una mujer recatada o una mujer atrévida en materia sexual, es consciente de quien es y de lo que espera de su pareja. Sabe lo que necesita y tiene claro lo que desea. No permite ser usada o abusada, manipulada o menospreciada por sus costumbres.
  • Integral: Sin importar la personalidad de esa mujer fuerte (decidida, ambiciosa, emprendedora, tenaz), ella siempre mantendrá en integridad sus valores. Sabe combinar sus virtudes, y sacar provecho aún de sus flaquezas. Su deseo es que todo el conjunto, trabaje a su favor, a sus planes y propósitos.
Aunque todo esto puede ser aplicado "a cualquier personaje fuerte", nos enfocamos en la mujer. Recordemos esa parte integral de serlo. Puede ser una madre protectora, pero una esposa complaciente, ser una maestra tenaz, una activista incansable, una hija dedicada, pero como ama de casa es un tanto deficiente, se comporta como una vecina discreta y pero no disimula en ser una suegra celosa. Y todo eso, la hace ser una mujer fuerte, por la forma en cómo afronta los retos y situaciones del día a día.
Mas que una cuestión de lo que un género puede hacer, sea masculino o femenino, es cómo se enfrenta a situaciones adversas. Si analizamos a esos personajes literarios o cinemátograficos que consideramos líderes, poderosos y emprendedores, notaremos que tienen muchas cosas en común: Perseverancia, tenacidad, innovación, interés, capacidad, motivación y un largo etcetera. Nuestro personaje no tiene porque poseerlos todos, pero aquellos que sí posea deben ser suficientes para darle ese título de "fuerte".
El músculo más poderoso es el cerebro... porque controla a todos los demás.

¿Cuál es tu personaje femenino fuerte favorito?
Los míos son las hermanas Dashwood de Sensatez y Sentimientos. Aunque pareciera que son tan diferentes, son como el yin y yan, ambas son fuertes en sus debilidades. Elionor es capaz del sacrificio al renunciar al amor de Edward ocultando sus emociones al extremo, por la tranquilidad de él y la de su familia. Mientras que Marianne se sobrepone y supera el amor apasionado por Willoughby para buscar la estabilidad emocional con el Coronel Brandon. Aunque ellas tengan mucho de la sumisión de las mujeres de esa época, no permitieron que todas las visicitudes que afrontaron, las dejaran como mujeres fracasadas y heridas.

Y al final, eso hace a una mujer fuerte, son como los robles, que sin importar cuanto arracie el viento contra el, se podrá inclinar, más nunca quebrar. La fortaleza de una mujer (o cualquiera), recae en su espíritu. Aquello que sin importarpese a toda circunstancia, seguirá de pie, caminando y convencida en que llegará a obtener aquello que anhela.

Como dijera Scarleth O´hara...«Con Dios como mi testigo, no van a derribarme. Voy a sobrevivir a esto y cuando todo acabe nunca volveré a tener hambre de nuevo. Ni yo ni mi gente. Así tenga que mentir, robar, engañar o matar. Con Dios como mi testigo, nunca volveré a pasar hambre».