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Continuando la serie: Novela, ya hemos hablado de «¿Qué es una
novela?», por lo que ahora estaremos ahondando en el tema de «¿Qué
partes componen una novela?»
Estuve leyendo, mientras preparaba este material, un “libro” que fue
auto publicado en una red social. Me llamó mucho la atención la forma de
escribir de la persona que lo hacía. Explicaba lo difícil que era
escribir, y aunque la intención cuenta, explicaba algunos puntos que a
mi criterio estaban bastante errados. Esta persona explicaba en su libro
los errores comunes a la hora de escribir y cómo corregirlos. Algunos
de sus consejos estaban bastante correctos, pero cuando explicó sobre la
narrativa, se basó únicamente en lo que teóricamente es conocido: introducción, nudo y desenlace. Esto es parte de la estructura de una novela, pero NO ayuda al escritor a comprender qué hacer y cuándo.
Mi curiosidad y mi imposibilidad de quedarme con alguna duda, me ha
hecho leer mucho sobre temas que me gustan. Mi pasión es la escritura, y
aunque comencé a escribir de una forma bastante intuitiva (y correcta).
Entre los once y los trece años de edad, escribí unos tres intentos de
novela. No puedo negar que habían temas de los que me consideraba
medianamente conocedora, y reconozco que en este arte, ni en la
actualidad lo sé todo. Mi formación literaria en aquella época se basaba
en un diccionario, unos libros clásicos y un libro de Redacción y
Gramática. Mi creencia era que una novela se dividía en capítulos.
Punto.
Recapítulemos: la estructura de cualquier línea argumental o historia
en una novela se compondrá de: Introducción, Nudo y Desenlace*. Dentro
de la novela explicamos en la parte I, que existe “la trama narrativa”
que también comprende los mismos elementos: planteamiento, nudo y
desenlace. Pero, aunque ambos contienen los mismos elementos, son
diferentes. Uno lo llamaré “global” y otro “fragmentado”. Aunque suene
repetitivo, tanto en la estructura de la novela, la línea argumental,
los capítulos y las escenas, siempre, contendrán el mismo esquema
(I-N-D*).
En la estructura de la novela: (Global)
La introducción es casi siempre usada en el primer Capítulo.
A veces el autor prefiere hacer uso de un Prefacio. Ahí nos introduce a
los personajes principales, algún secundario de interés, el mundo, etc.
Nos cuenta a groso modo, quién es el personaje principal, un poco de su
vida, actual o pasada, alguna característica física o de carácter. Nos
introduce el mundo, la época, la situación dentro de la historia.
El nudo este se va desarrollando a través de diferentes
capítulos en forma de pinceladas, datos esparcidos de información o se
nos presenta completo el conflicto que viven los protagonistas en
determinado momento “pico” de la historia. Conocemos en este tiempo,
sobre qué va la historia y cuál son las decisiones que se han tomado al
respecto. Por lo usual, es aquí donde entendemos las motivaciones tanto
del personaje como del antagonista o villano de la historia.
El desenlace es cuando las adversidades, en los momentos de
mayor clímax de la novela, usualmente se resuelven por partes, si el
conflicto lo permite; o este tiene una resolución súbita en el último
capítulo. Es simplemente, el final, sea de victoria o de derrota a lo
que el nudo nos planteó. La conclusión del libro.
En la trama narrativa. (Fragmentado)
La introducción nos plantea una situación que parte
usualmente del NUDO de la novela, es decir, que a raíz del problema
podemos ver cómo el personaje, el entorno o ambiente va a desarrollarse.
El nudo representa el conflicto que tiene el personaje sobre
la situación X, qué medidas van a ser tomadas, la dirección que apunta
la historia y qué están haciendo los personajes para resolver ese
conflicto o suceso inmediato.
El desenlace es la resolución a ese conflicto o suceso
inmediato. Esta usualmente se resuelve dentro del mismo capítulo o
escena, aunque algunos conflictos de trama pueden extenderse su
resolución a espacios más amplios.
Aclaremos con un ejemplo:
La “estructura de la novela” trata de dos jóvenes que fueron dados en
adopción en Nuevo México (introducción/global), y éstos deciden ubicar
a cualquiera de sus padres biológicos, por lo que huyen del hogar
temporal (nudo/global), hasta localizar a la madre que ahora vive en New
Jersey. (Resolución/global)
La “trama narrativa”, nos presenta determinado suceso o conflicto
como línea argumental primaria; a las que se le pueden unir otras
tramas, llamándolas “sub tramas”. Por ejemplo, encontramos a los
chicos dentro del orfanato (introducción/fragmentado) planteándose
obtener información sobre sus padres biológicos (nudo/fragmentado), por
lo que asaltan a escondidas los archivos para robarse su expediente
(resolución/fragmentado), pero como sub trama, tenemos al tutor
de los mismos, tratando de encontrarlos, y siendo que él mismo fue
adoptado, apela a sus recuerdos y emociones para tratar de ubicarlos.
En el ejemplo del plan de los chicos de huir, pueden tomar varias
escenas, o un capitulo entero; pero NO es la novela, sino solo un
“episodio” dentro de la misma. La novela puede contener varias TRAMAS,
con el fin de enriquecer el escrito. En otras ocasiones, existe una sola
trama principal, y el enfoque del autor girará solo alrededor de la
misma.
Sabiendo esta diferencia, el autor debe tener muy claro cuál es la historia central
de su novela (estructura de la novela), y durante la planificación
podrá incluir las diferentes tramas narrativas que desee incluir en esa
historia (la necesidad de pertenencia de los chicos, las experiencias
pasadas del tutor, el sentimiento de culpa de la madre, etc). Cuando el
autor conoce “su historia” puede diseccionar de mejor manera la misma.
Ya sea un escritor planificado o no, es necesario tener al menos la
estructura de la historia concluida. No saber cómo termina la historia,
puede crear conflictos a la hora de darle un fin, convirtiendo la misma
en una serie de tramas narrativas interminables.
Novelas – Serie, Libros o Sagas.
Cuando hablamos de esto, es lo que también se le denomina “libro”. Una serie de libros es una secuencia de publicaciones que tienen ciertas características en común que se identifican formalmente como un grupo.
Las series de libros se pueden organizar de diferentes maneras, como
las escritas por el mismo autor, o se pueden comercializar como grupo
por su editor. Algunas novelas, no todas, pueden volverse serie de
libros. Ya sea porque el editor o casa de publicidad ha decidido dividir
“una novela” por su extensión. O porque cuando se lanzó la novela, el
público (o la editorial) esperaba o pidió continuaciones de la misma.
Otros pueden llamarle “sagas”. Un ejemplo es “El Señor de los anillos“, que por su extensión se dividió en tres libros. Sumando los libros de “El Hobbit” convirtiendo esta historia en una “saga” de seis libros. Aunque existen “sagas” que no son escritas por un mismo autor, como por ejemplo: “Millennium“, original de Stieg
Larsson, quien dejó escritos tres libros, que ya fueron publicados,
aunque se contemplaba una serie de diez novelas. Por lo que después de
su muerte se designó a David Lagercrantz, para continuar ese trabajo. Lo
mismo ocurrió con los libros de “James Bond” y “Jason Bourne”,
donde el autor original fallece y otro(s) asume(n) darle continuidad a
la serie. Libros en serie que han sido escritos, hasta la fecha, por un
solo autor “Juegos del Hambre”, “La Torre Negra”, “Harry Potter”, “Juego
de Tronos” en otros.
La longitud de una novela, dijimos anteriormente, puede marcarla como novela corta, ( aprox. 30,000 a 50,000 palabras) o simplemente novela (+50,000 palabras).
Pero, la novela sea parte de una serie o libros, o una sola, se divide a sí misma en Capítulos.
¿Qué es un capítulo?
“Es la división que haces en un libro o
novela para facilitar la lectura y el orden e integración de los
contenidos, suele tratar un aspecto concreto de la materia o asunto
principal del escrito.”
Cada capítulo, por lo tanto, supone una parte o sección dentro de una obra de una cierta longitud, aunque si la obra es muy breve, no se justifica la división en capítulos. La extensión
de los capítulos varía de acuerdo con las intenciones y necesidades del
autor y la obra. De hecho, dentro de un mismo libro, por ejemplo la
duración de cada capítulo puede diferir considerablemente del resto. La
propia palabra capitulo viene de la raíz latina capitulum, diminutivo de caput,
que significa “cabeza”. En el encabezado de un capítulo se pueden
incluir otros elementos: un texto que resuma su contenido, un dibujo, un
epígrafe (una cita extraída de otra obra, real o ficticia).
Se suelen numerar los capítulos por orden de aparición o consecutivo,
ya sea usando las numeraciones romanas o arábigas, (Capítulo 11,
Capitulo 12 o Capítulo III, Capitulo IV). Algunos capítulos no tienen
número y se consideran como una subdivisión diferente (la introducción,
el epílogo, etc.). Ciertos escritores, por otra parte, no numeran los
capítulos, sino que dan un título a cada uno. Entre
usar un número o nombrar el capítulo, queda a la preferencia del autor.
En lo particular, me gusta nombrar mis capítulos, pero dependiendo de la
historia, dejaría un número únicamente en caso de ser publicados.
Por lo general los libros de no ficción suelen nombrar sus capítulos
para facilitar las referencias, por lo que incluyen un índice. Las
novelas a veces incluyen también un índice, en especial aquellas que
usan un nombre en lugar de un número, y se incluirán todas las demás
subdivisiones, como la Introducción, Prólogo, Epílogo, Vocabulario, etc.
dentro de ese índice. Cada uno indica el número de página donde se
ubican.
Lo habitual es que cada capítulo
contenga varias páginas y que la extensión de todos los capítulos de una
misma novela sea similar en número de páginas, aunque esta no es una regla. El número de capítulos de una novela puede variar, pero, por lo general, cuando es reducido en lugar de catalogarse como capítulos, se divide en partes.
Es posible combinar en una novela partes y capítulos, es decir: una
novela puede estar dividida primero en partes y luego en capítulos. En
la antigüedad, como muchos libros eran escritos para ser “actuados” en
teatro, a esas partes de le llamaba “Actos”. Ejemplo de esto es: la
novela “It” de Stephen King (1987) cuenta con 1504 páginas divididas en 36 capítulos. La novela corta de “Soldados de Salamina“, de Javier Cercas, cuenta únicamente con 216 páginas, por lo que está dividida en tres capítulos que podemos llamar partes. Cada una representa: La Introducción, el Nudo y el Desenlace casi de forma literal. En la novela “1984“,
de George Orwell, cuenta con 326 páginas y está dividida en tres
partes, pero a su vez, cada una contiene capítulos. PARTE I, con ocho,
PARTE II con diez y PARTE III con seis capítulos.
¿Para qué sirve dividir una novela en capítulos?
Por lo usual, se suele dividir en capítulos por dos razones:
Estructurar mejor la historia, que facilita el trabajo del autor, ya sea
porque decide separar por capítulos las diferentes estructura de la
novela, o porque desea presentarlos como entes independientes pero no
aislados. La segunda es una ventaja para el lector. Este podrá leer un
capitulo entero y hacer pausa una vez que lo termina. Esto le ayuda a
digerir lo que ha leído mientras se reconecta con la historia cuando
comienza la lectura de un nuevo capítulo.
Otra ventaja: Trabajar con el borrador.
Sea que la obra pase a manos de un profesional o sea corregida por el
propio autor, esta división le permitirá encontrar con mayor facilidad
un punto determinado en la narración, ya sea para releer una escena o
para comprobar y/o corregir un dato.
¿Cómo se divide la novela en capítulos?
Como decía mi abuela “No todos saben partir un pastel”. Conviene
dividir la novela en capítulos como “micro historia”. Es decir, que ese
capitulo, con sus escenas. puedan estar todas inter-conectadas con una trama narrativa especifica.
Lo que escribamos en ese capitulo tiene conexión. Como expresé
anteriormente, yo suelo nombrar mis capítulos. Imaginemos uno que se
llama “La Huida” (basándonos en el ejemplo de los huérfanos) este
capitulo, solo tratará de aquello que haga esa conexión. No incluiremos
por ejemplo, un flashback del tutor (sub trama) de cuando él mismo fue adoptado. Porque no tienen relación. Pero sí podríamos incluir por ejemplo, un flashback de lo que otros internos le cuentan a los hermanos, las leyendas urbanas de cómo otros niños han huido sin ser atrapados.
Los capítulos deben poder leerse con
una cierta independencia unos de otros, y en este sentido debemos
procurar que toda la información que brindemos en un capítulo guarde
mucha más relación entre sí que con la ofrecida en el capítulo anterior o
en el siguiente. Debemos recordar el principio de Acción-Reacción que
toda historia debe mantener.
Ahora, existen historias lineales o
cronológicas. Estas siguen un orden puntual, casi de reloj suizo, en lo
que ocurre en ella. Lo habitual es que los capítulos queden delimitados
exclusivamente por las elipsis temporales que realice el narrador.
Usemos el recurso visual de una película: Una chica sale de un lugar y
se dirige a otro. La secuencia no tiene por qué abarcar todo el trayecto
(salvo casos especiales que deseemos destacar, claro está). Se ve a la
chica salir de su casa, luego se ve sentada en el autobús que la va a
llevar a un determinado destino, sin que veamos cómo se “subió al bus”. En eso consiste la elipsis, sea literaria o cinematográfica.
En este caso, el autor seguirá una secuencia cronológica, pero NO
describirá todo, haciendo pequeños saltos a futuro sin afectar la línea
temporal de su historia.
En el caso de narraciones no lineales,
los capítulos suelen quedar delimitados por elipsis al pasado o al
futuro, por los cambios de punto de vista o de escenario, y por los
saltos entre una trama y otra dentro de la misma historia. Hay muchos
recursos que se usan en narrativa no lineal; in media res,
ruptura temporal, contrapunto o circular. Si conocemos en cuál
estructura narrativa deseamos nuestra historia será más fácil
imaginarnos qué contendrá cada uno de nuestros capítulos.
¿Cuándo realizar la división en capítulos?
Como siempre, la planificación es
necesaria. Pero no todos los autores tienen su novela completa en la
cabeza. Muchos trabajan desarrollándola a media que escriben. Sea que
planifiquemos o no la escritura de la novela, podemos realizar la
división en algunos momentos distintos:
Para los que planifican, es necesario que tengan un número de capítulos establecidos.
Esto no solo los mantendrá dentro de un límite, sino que podrán
ajustarse a sumar o restar en caso de necesidad. Con el argumento en un
nivel mínimo de detalle, ya tenemos una sinopsis argumental, con el
número X de capítulos. Luego detallaremos el argumento en escenas y las
iremos colocando en los distintos bloques de narración.
Por ejemplo, en la novela “El nombre de la rosa”,
de Umberto Eco, la trama del libro se basa en los acontecimientos que
ocurren en siete días, (capítulos) y su vez, cada uno de estos apartados
se divide (escenas) según las horas correspondientes a los oficios que
se llevaban a cabo en los monasterios y abadías de la Edad Media. En ese
sentido, para que el lector tenga claro a qué horas de luz se
corresponden cada uno de los oficios, Eco hace una relación en una nota
preliminar. Una estructura como ésta condiciona el argumento, ya que la
acción ha de estar muy repartida a lo largo de cada uno de los días.
Este proceso es mucho más fácil para aquellos acostumbrados a usar
bloques o tarjetas de notas, o programas de escritura, no el típico Word o NoteBlock, no funciona tampoco con el Google Drive, por lo que necesitaran un apoyo extra para la toma de esas notas. En el caso de YWriter, que es mi programa de escritura favorito, o el Scrivener,
vas y creas el archivo con todos los capítulos (mínimo) que deseas
escribir. En cada capítulo puedes hacer una nota. He aquí un ejemplo de
ello.
Otra forma es a través de la escaleta.
(Sinopsis más amplia del argumento). Primero, detallaremos el argumento
global de nuestra historia. Después trabajaremos en una escaleta de
escena que creemos necesarias, procedemos a agruparlas en los diferentes
capítulos. Para aquellos que tienen una “idea” pero NO toda la
historia, resulta aconsejable, porque podrá ver cuales son los detalles
que le faltan en su historia. También a aquellos que les resulta difícil
saber “dónde” dividir los capítulos.
Por último, dividir sobre la marcha, a medida que escribimos la novela, simplemente
narraremos la historia, hasta llegar al punto en el que creemos que
podemos cerrar el capítulo y lo cerraremos. Usaremos ese mismo ejercicio
hasta completar todo el trabajo. Aquellos que no planifican, ni la
narración o el argumento, los “alas libres”, funcionará para las novelas
más cortas, lineales y sin muchas tramas. Una historia con tramas más
complicadas, muchos personajes y con una narrativa no lineal, podría ser
frustrante para un autor poco organizado.
Dividir al final, una vez que terminemos la novela.
En este caso, ya tendremos una visión completa de la historia. Podremos
decidir el número de capítulos y la extensión de cada uno según la
estructura que más le convenga a la historia, al autor o al lector.
Ya tenemos nuestros capítulos, pero estos aún contienen una parte importante, solo que más pequeña… La escena.
Pero, por ahora nos quedaremos aquí, porque si lo dejo completo
sobrepasaría las seis mil palabras. Se retiene más, estudiando por
fragmentos.
En la próxima entrada hablaremos sobre todo lo importante que es una
escena, aunque sea la parte más pequeña de una novela. No te lo pierdas
porque vamos a exprimirla al máximo.
¡Nos leemos!
***
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