jueves, 26 de septiembre de 2019

Libro de relatos - Literautas




En diciembre del 2014, en mi necedad de siempre investigar sobre escritura, me topé con una página en Internet llamada Literautas.

Si has seguido mi blog los últimos años sabes que esa fue una muy buena experiencia para mí, ya que a través del taller "Móntame una escena" decidí no solo comenzar a tratar de seguir la pauta de los retos, sino salir de mi caparazón como "autor anónimo" y compartir algunas letras con personas extrañas. Con el tiempo, se convirtieron en amigos y mentores. Así que tengo un espacio en mi corazoncito para este blog que sé ha sido excelente escuela para muchos.

Cada año Iria López, quien es la administradora oficial de Literautas, hace una recopilación de los trabajos efectuados en un periodo de diez meses en el taller. Con el tiempo la dinámica cambió para elegir el último taller para que esos trabajos fueran publicados, con un reto especial: Elaborar un microrrelato.

Para el último taller 2018-2019, se nos dio como reto extra utilizar tres palabras: ascensor, dinosaurio y daga.  Se obtuvo una participación de ciento setenta y ocho microrrelatos (si deseas leer los textos originales puedes hacerlo en la página oficial de Literautas dando clic aquí).  Posteriormente, los demás compañeros ofrecen sus opiniones y sugerencias para mejorar el texto.  Siendo el último taller de la temporada, ese trabajo entra, si así se desea, en la recopilación una vez que el autor lo ha revisado, corregido y enviado para su publicación, por lo que para la recopilación no entran todos los que participaron en el taller.

Esta es la sexta edición, para mí la cuarta vez que logro participar en ella, y en esta ocasión cuenta con ciento ocho microrrelatos. Los autores somos de diferentes edades, nacionalidades, experiencia literaria, etc., pero con una pasión que nos une, y es el amor por la escritura.

El libro está a la venta a través de Amazon, tanto para España como para el resto del mundo. Los fondos obtenidos de su venta serán donados íntegramente a la organización Educación sin Fronteras, la cual brinda ayuda educativa, alimentaria y de vestimenta a niños de escasos recursos.

Si te gusta la lectura rápida, y al mismo tiempo deseas ayudar, visita estos enlaces para comprar tu copia en papel del Libro "Móntame una escena 2019 de Literautas"


¡Nos leemos!

domingo, 8 de septiembre de 2019

Estructura de la escena: 8 Razones para no equivocarte con ellas


 Imagen cortesía de FreePik.es, Autor: Suksao


Hola de nuevo, ya ha pasado un buen tiempo sin publicar nada, pero el mundo no se detiene y hay responsabilidades de las que no puedes escapar.

En las entradas anteriores hablamos sobre la novela y sobre su estructura, como lo es su división en capítulos y escenas. Así que recapítulando, explicamos que la escena es la parte más pequeña en la estructura de una novela,

viernes, 7 de junio de 2019

Novela- Serie II- Partes de una novela: Escenas (2/2)


Hola de nuevo, aquí la segunda parte de la pequeña serie, si no has leído la primera o quieres refrescar la información, lee el enlace aquí (Primera Parte), porque es muy necesaria que tengas en cuenta cómo es la estructura de una novela y mantengas todo fresco para que comprendas a cabalidad todo el concepto de la estructuración de una.

En la ocasión anterior hablamos de los libros y los capítulos, que son las partes más grandes de una novela. En esta ocasión vamos a estudiar con microscopio la parte más pequeña de los capítulos: las escenas narrativas.

Novela- Serie II- Partes de una novela:Libros, Capitulos y Escenas (1/2)




UPDATE: por una extraña razón esta entrada de borró de su publicación el 21/05/2019- la recargamos.

Continuando la serie: Novela, ya hemos hablado de «¿Qué es una novela?», por lo que ahora estaremos ahondando en el tema de «¿Qué partes componen una novela?»


Estuve leyendo, mientras preparaba este material, un “libro” que fue auto publicado en una red social. Me llamó mucho la atención la forma de escribir de la persona que lo hacía. Explicaba lo difícil que era escribir, y aunque la intención cuenta, explicaba algunos puntos que a mi criterio estaban bastante errados. Esta persona explicaba en su libro los errores comunes a la hora de escribir y cómo corregirlos. Algunos de sus consejos estaban bastante correctos, pero cuando explicó sobre la narrativa, se basó únicamente en lo que teóricamente es conocido: introducción, nudo y desenlace. Esto es parte de la estructura de una novela, pero NO ayuda al escritor a comprender qué hacer y cuándo.
Mi curiosidad y mi imposibilidad de quedarme con alguna duda, me ha hecho leer mucho sobre temas que me gustan. Mi pasión es la escritura, y aunque comencé a escribir de una forma bastante intuitiva (y correcta). Entre los once y los trece años de edad, escribí unos tres intentos de novela. No puedo negar que habían temas de los que me consideraba medianamente conocedora, y reconozco que en este arte, ni en la actualidad lo sé todo. Mi formación literaria en aquella época se basaba en un diccionario, unos libros clásicos y un libro de Redacción y Gramática. Mi creencia era que una novela se dividía en capítulos. Punto.
Recapítulemos: la estructura de cualquier línea argumental o historia en una novela se compondrá de: Introducción, Nudo y Desenlace*. Dentro de la novela explicamos en la parte I, que existe “la trama narrativa” que también comprende los mismos elementos: planteamiento, nudo y desenlace.  Pero, aunque ambos contienen los mismos elementos, son diferentes. Uno lo llamaré “global” y otro “fragmentado”.  Aunque suene repetitivo, tanto en la estructura de la novela, la línea argumental, los capítulos y las escenas, siempre, contendrán el mismo esquema (I-N-D*).

En la estructura de la novela: (Global)
La introducción es casi siempre usada en el primer Capítulo. A veces el autor prefiere hacer uso de un Prefacio. Ahí nos introduce a los personajes principales, algún secundario de interés, el mundo, etc. Nos cuenta a groso modo, quién es el personaje principal, un poco de su vida, actual o pasada, alguna característica física o de carácter. Nos introduce el mundo, la época, la situación dentro de la historia.
El nudo este se va desarrollando a través de diferentes capítulos en forma de pinceladas, datos esparcidos de información o se nos presenta completo el conflicto que viven los protagonistas en determinado momento “pico” de la historia. Conocemos en este tiempo, sobre qué va la historia y cuál son las decisiones que se han tomado al respecto. Por lo usual, es aquí donde entendemos las motivaciones tanto del personaje como del antagonista o villano de la historia.
El desenlace es cuando las adversidades, en los momentos de mayor clímax de la novela, usualmente se resuelven por partes, si el conflicto lo permite; o este tiene una resolución súbita en el último capítulo. Es simplemente, el final, sea de victoria o de derrota a lo que el nudo nos planteó. La conclusión del libro.

En la trama narrativa. (Fragmentado)
La introducción nos plantea una situación que parte usualmente del NUDO de la novela, es decir, que a raíz del problema podemos ver cómo el personaje, el entorno o ambiente va a desarrollarse.
El nudo representa el conflicto que tiene el personaje sobre la situación X, qué medidas van a ser tomadas, la dirección que apunta la historia y qué están haciendo los personajes para resolver ese conflicto o suceso inmediato.
El desenlace es la resolución a ese conflicto o suceso inmediato. Esta usualmente se resuelve dentro del mismo capítulo o escena, aunque algunos conflictos de trama pueden extenderse su resolución a espacios más amplios.

Aclaremos con un ejemplo:
La “estructura de la novela” trata de dos jóvenes que fueron dados en adopción  en Nuevo México (introducción/global), y éstos deciden ubicar a cualquiera de sus padres biológicos, por lo que huyen del hogar temporal (nudo/global), hasta localizar a la madre que ahora vive en New Jersey. (Resolución/global)
La “trama narrativa”, nos presenta determinado suceso o conflicto como línea argumental primaria;  a las que se le pueden unir otras tramas, llamándolas “sub tramas”.  Por ejemplo,  encontramos a los chicos dentro del orfanato (introducción/fragmentado) planteándose obtener información sobre sus padres biológicos (nudo/fragmentado), por lo que asaltan a escondidas los archivos para robarse su expediente (resolución/fragmentado), pero como sub trama, tenemos al tutor de los mismos, tratando de encontrarlos, y siendo que él mismo fue adoptado, apela a sus recuerdos y emociones para tratar de ubicarlos.

En el ejemplo del plan de los chicos de huir, pueden tomar varias escenas, o un capitulo entero; pero NO es la novela, sino solo un “episodio” dentro de la misma. La novela puede contener varias TRAMAS, con el fin de enriquecer el escrito. En otras ocasiones, existe una sola trama principal, y el enfoque del autor girará solo alrededor de la misma.
Sabiendo esta diferencia, el autor debe tener muy claro cuál es la historia central de su novela (estructura de la novela), y durante la planificación podrá incluir las diferentes tramas narrativas que desee incluir en esa historia (la necesidad de pertenencia de los chicos, las experiencias pasadas del tutor, el sentimiento de culpa de la madre, etc). Cuando el autor conoce “su historia” puede diseccionar de mejor manera la misma. Ya sea un escritor planificado o no, es necesario tener al menos la estructura de la historia concluida. No saber cómo termina la historia, puede crear conflictos a la hora de darle un fin, convirtiendo la misma en una serie de tramas narrativas interminables.

Novelas – Serie, Libros o Sagas.

Cuando hablamos de esto, es lo que también se le denomina “libro”. Una serie de libros es una secuencia de publicaciones que tienen ciertas características en común que se identifican formalmente como un grupo. Las series de libros se pueden organizar de diferentes maneras, como las escritas por el mismo autor, o se pueden comercializar como grupo por su editor. Algunas novelas, no todas, pueden volverse serie de libros. Ya sea porque el editor o casa de publicidad ha decidido dividir “una novela” por su extensión. O porque cuando se lanzó la novela, el público (o la editorial) esperaba o pidió continuaciones de la misma. Otros pueden llamarle “sagas”. Un ejemplo es “El Señor de los anillos“, que por su extensión se dividió en tres libros. Sumando los libros de “El Hobbit” convirtiendo esta historia en una “saga” de seis libros. Aunque existen “sagas” que no son escritas por un mismo autor, como por ejemplo: “Millennium“, original de Stieg Larsson, quien dejó escritos tres libros, que ya fueron publicados, aunque se contemplaba una serie de diez novelas. Por lo que después de su muerte se designó a David Lagercrantz, para continuar ese trabajo. Lo mismo ocurrió con los libros de “James Bond” y “Jason Bourne”, donde el autor original fallece y otro(s) asume(n) darle continuidad a la serie. Libros en serie que han sido escritos, hasta la fecha, por un solo autor “Juegos del Hambre”, “La Torre Negra”, “Harry Potter”, “Juego de Tronos” en otros.
La longitud de una novela, dijimos anteriormente, puede marcarla como novela corta, ( aprox. 30,000 a 50,000 palabras) o simplemente novela (+50,000 palabras).
Pero, la novela sea parte de una serie o libros, o una sola, se divide a sí misma en Capítulos.

¿Qué es un capítulo?

“Es la división que haces en un libro o novela para facilitar la lectura y el orden e integración de los contenidos, suele tratar un aspecto concreto de la materia o asunto principal del escrito.”
Cada capítulo, por lo tanto, supone una parte o sección dentro de una obra de una cierta longitud,  aunque si la obra es muy breve, no se justifica la división en capítulos. La extensión de los capítulos varía de acuerdo con las intenciones y necesidades del autor y la obra. De hecho, dentro de un mismo libro, por ejemplo la duración de cada capítulo puede diferir considerablemente del resto. La propia palabra capitulo viene de la raíz latina capitulum, diminutivo de caput, que significa “cabeza”. En el encabezado de un capítulo se pueden incluir otros elementos: un texto que resuma su contenido, un dibujo, un epígrafe (una cita extraída de otra obra, real o ficticia).
Se suelen numerar los capítulos por orden de aparición o consecutivo, ya sea usando las numeraciones romanas o arábigas, (Capítulo 11, Capitulo 12 o Capítulo III, Capitulo IV). Algunos capítulos no tienen número y se consideran como una subdivisión diferente (la introducción, el epílogo, etc.). Ciertos escritores, por otra parte, no numeran los capítulos, sino que dan un título a cada uno. Entre usar un número o nombrar el capítulo, queda a la preferencia del autor. En lo particular, me gusta nombrar mis capítulos, pero dependiendo de la historia, dejaría un número únicamente en caso de ser publicados.
Por lo general los libros de no ficción suelen nombrar sus capítulos para facilitar las referencias, por lo que incluyen un índice. Las novelas a veces incluyen también un índice, en especial aquellas que usan un nombre en lugar de un número, y se incluirán todas las demás subdivisiones, como la Introducción, Prólogo, Epílogo, Vocabulario, etc. dentro de ese índice. Cada uno indica el número de página donde se ubican.
Lo habitual es que cada capítulo contenga varias páginas y que la extensión de todos los capítulos de una misma novela sea similar en número de páginas, aunque esta no es una regla. El número de capítulos de una novela puede variar, pero, por lo general, cuando es reducido en lugar de catalogarse como capítulos, se divide en partes. Es posible combinar en una novela partes y capítulos, es decir: una novela puede estar dividida primero en partes y luego en capítulos. En la antigüedad, como muchos libros eran escritos para ser “actuados” en teatro, a esas partes de le llamaba “Actos”.  Ejemplo de esto es: la novela “It” de Stephen King (1987) cuenta con 1504 páginas divididas en 36 capítulos. La novela corta de “Soldados de Salamina, de Javier Cercas, cuenta únicamente con 216 páginas, por lo que está dividida en tres capítulos que podemos llamar partes. Cada una representa: La Introducción, el Nudo y el Desenlace casi de forma literal. En la novela “1984, de George Orwell, cuenta con 326 páginas y está dividida en tres partes, pero a su vez, cada una contiene capítulos.  PARTE I, con ocho, PARTE II con diez y PARTE III con seis capítulos.

¿Para qué sirve dividir una novela en capítulos?

Por lo usual, se suele dividir en capítulos por dos razones: Estructurar mejor la historia, que facilita el trabajo del autor, ya sea porque decide separar por capítulos las diferentes estructura de la novela, o porque desea presentarlos como entes independientes pero no aislados. La segunda es una ventaja para el lector. Este podrá leer un capitulo entero y hacer pausa una vez que lo termina. Esto le ayuda a digerir lo que ha leído mientras se reconecta con la historia cuando comienza la lectura de un nuevo capítulo.
Otra ventaja: Trabajar con el borrador. Sea que la obra pase a manos de un profesional o sea corregida por el propio autor, esta división le permitirá encontrar con mayor facilidad un punto determinado en la narración, ya sea para releer una escena o para comprobar y/o corregir un dato.

¿Cómo se divide la novela en capítulos?

Como decía mi abuela “No todos saben partir un pastel”. Conviene dividir la novela en capítulos como “micro historia”. Es decir, que ese capitulo, con sus escenas. puedan estar todas inter-conectadas con una trama narrativa especifica. Lo que escribamos en ese capitulo tiene conexión. Como expresé anteriormente, yo suelo nombrar mis capítulos. Imaginemos uno que se llama “La Huida” (basándonos en el ejemplo de los huérfanos) este capitulo, solo tratará de aquello que haga esa conexión. No incluiremos por ejemplo, un flashback del tutor (sub trama) de cuando él mismo fue adoptado. Porque no tienen relación. Pero sí podríamos incluir por ejemplo, un flashback de lo que otros internos le cuentan a los hermanos, las leyendas urbanas de cómo otros niños han huido sin ser atrapados.
Los capítulos deben poder leerse con una cierta independencia unos de otros, y en este sentido debemos procurar que toda la información que brindemos en un capítulo guarde mucha más relación entre sí que con la ofrecida en el capítulo anterior o en el siguiente. Debemos recordar el principio de Acción-Reacción que toda historia debe mantener.
Ahora, existen historias lineales o cronológicas. Estas siguen un orden puntual, casi de reloj suizo, en lo que ocurre en ella. Lo habitual es que los capítulos queden delimitados exclusivamente por las elipsis temporales que realice el narrador. Usemos el recurso visual de una película: Una chica sale de un lugar y se dirige a otro. La secuencia no tiene por qué abarcar todo el trayecto (salvo casos especiales que deseemos destacar, claro está). Se ve a la chica salir de su casa, luego se ve sentada en el autobús que la va a llevar a un determinado destino, sin que veamos cómo se “subió al bus”. En eso consiste la elipsis, sea literaria o cinematográfica. En este caso, el autor seguirá una secuencia cronológica, pero NO describirá todo, haciendo pequeños saltos a futuro sin afectar la línea temporal de su historia.
En el caso de narraciones no lineales, los capítulos suelen quedar delimitados por elipsis al pasado o al futuro, por los cambios de punto de vista o de escenario, y por los saltos entre una trama y otra dentro de la misma historia. Hay muchos recursos que se usan en narrativa no lineal; in media res, ruptura temporal, contrapunto o circular. Si conocemos en cuál estructura narrativa deseamos nuestra historia será más fácil imaginarnos qué contendrá cada uno de nuestros capítulos.

¿Cuándo realizar la división en capítulos?

Como siempre, la planificación es necesaria. Pero no todos los autores tienen su novela completa en la cabeza. Muchos trabajan desarrollándola a media que escriben. Sea que planifiquemos o no la escritura de la novela, podemos realizar la división en algunos momentos distintos:
Para los que planifican, es necesario que tengan un número de capítulos establecidos. Esto no solo los mantendrá dentro de un límite, sino que podrán ajustarse a sumar o restar en caso de necesidad. Con el argumento en un nivel mínimo de detalle, ya tenemos una sinopsis argumental, con el número X de capítulos. Luego detallaremos el argumento en escenas y las iremos colocando en los distintos bloques de narración.
Por ejemplo, en la novela El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, la trama del libro se basa en los acontecimientos que ocurren en siete días, (capítulos) y su vez, cada uno de estos apartados se divide (escenas) según las horas correspondientes a los oficios que se llevaban a cabo en los monasterios y abadías de la Edad Media. En ese sentido, para que el lector tenga claro a qué horas de luz se corresponden cada uno de los oficios, Eco hace una relación en una nota preliminar.  Una estructura como ésta condiciona el argumento, ya que la acción ha de estar muy repartida a lo largo de cada uno de los días.
Este proceso es mucho más fácil para aquellos acostumbrados a usar bloques  o tarjetas de notas, o programas de escritura, no el típico Word o NoteBlock, no funciona tampoco con el Google Drive, por lo que necesitaran un apoyo extra para la toma de esas notas. En el caso de YWriter, que es mi programa de escritura favorito, o el Scrivener, vas y creas el archivo con todos los capítulos (mínimo) que deseas escribir. En cada capítulo puedes hacer una nota. He aquí un ejemplo de ello.


Otra forma es a través de la escaleta. (Sinopsis más amplia del argumento). Primero, detallaremos el argumento global de nuestra historia. Después trabajaremos en una escaleta de escena que creemos necesarias, procedemos a agruparlas en los diferentes capítulos. Para aquellos que tienen una “idea” pero NO toda la historia, resulta aconsejable, porque podrá ver cuales son los detalles que le faltan en su historia. También a aquellos que les resulta difícil saber “dónde” dividir los capítulos.
Por último, dividir sobre la marchaa medida que escribimos la novela, simplemente narraremos la historia, hasta llegar al punto en el que creemos que podemos cerrar el capítulo y lo cerraremos. Usaremos ese mismo ejercicio hasta completar todo el trabajo. Aquellos que  no planifican, ni la narración o el argumento, los “alas libres”, funcionará para las novelas más cortas, lineales y sin muchas tramas. Una historia con tramas más complicadas, muchos personajes y con una narrativa no lineal, podría ser frustrante para un autor poco organizado.

Dividir al final, una vez que terminemos la novela. En este caso, ya tendremos una visión completa de la historia. Podremos decidir el número de capítulos y la extensión de cada uno según la estructura que más le convenga a la historia, al autor o al lector.
Ya tenemos nuestros capítulos, pero estos aún contienen una parte importante, solo que más pequeña… La escena.

Pero, por ahora nos quedaremos aquí, porque si lo dejo completo sobrepasaría las seis mil palabras. Se retiene más, estudiando por fragmentos.
En la próxima entrada hablaremos sobre todo lo importante que es una escena, aunque sea la parte más pequeña de una novela. No te lo pierdas porque vamos a exprimirla al máximo.
¡Nos leemos!

***
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sábado, 20 de abril de 2019

SERIE. NOVELA- Parte I - ¿Qué es una novela?



Aunque me propongo escribir seguido para el blog, he estado muy atareada las últimas semanas, así que solo he estado investigando, sacando notas y viendo que hay de nuevo en la red. Sentí mucha tristeza encontrarme con un blog en donde se supone el autor da consejos de escritura, en ese hablaba de los personajes secundarios y todos los consejos que expresaba parecían ser una mofa a lo que un buen escritor haría.

lunes, 4 de marzo de 2019

Escribe mejor: Cuando el "muy" no es "mucho" mejor



Para esta entrada, nos enfocaremos en una pequeña palabra, pero que puede hacerse notar demasiado, afear un escrito, ser mal utilizada o simplemente en muchas ocasiones es hasta innecesaria: la palabra MUY.

¿Qué significa?

muy, adverbio

No la confundas con Mucho
En algunas regiones las personas confunden el término, dándole el mismo valor a MUCHO, que no es lo mismo. Lo cual este es uno de los errores que debemos evitar en la buena redacción.

La definición de la palabra mucho, por la RAE, es bastante amplia: la que resumiremos como: que indica abundancia, exceden a lo ordinario, denota ponderación, elevación numérica, exceden tiempo... etc.; pero ninguna se aplica a las definiciones que se dan a la palabra "muy".
Es por lo tanto, un error confundir dichos términos, que queda como una errata de escritura o lenguaje expresiones tales como:
—¿Estás cansado?
—Sí, muy. ->No podemos decirlo de esa manera, aunque está sea una expresión coloquial sigue siendo un error.) No usamos la palabra Muy sola. Necesita estar con un adjetivo o adverbio.

Respuesta correcta:
—Sí, mucho.  o   —Sí, muy cansado. (Necesitas agregar el adjetivo aunque suene repetitivo.)

—No le hables, está mucho enojada... (lo correcto es muy enojada.)

MUY se emplea mayormente como adverbio. Hay solo una forma de la palabra muy. No tiene forma masculina o femenina ni tampoco forma singular o plural. Contrario a mucho, que si puede cambiar de forma: mucho, muchos, mucha, muchas.

Muy + Adjetivo >> Normalmente usamos muy antes de un adjetivo para aumentarlo o añadir intensidad.
  • Tu hermano es muy guapo.
Muy + Adverbio >>A veces usamos muy antes de un adverbio
  • Me gusta comer muy despacio.
Mucho  es un adjetivo que se refiere a un sustantivo. Un adjetivo modifica, o describe, un sustantivo. Tiene que coincidir en género y en número con el sustantivo
Mucho + Sustantivo >> Mucho normalmente va antes de un sustantivo.
  • Tengo muchos sueños que realizar.
Verbo + mucho >> A veces mucho funciona como un adverbio, en este caso refiriéndose al verbo, a la acción realizada.
  • Estoy muy satisfecho, he comido mucho.





La abundancia no ayuda

En el hablar cotidiano, utilizamos muchas muletas, dejes que nos sirven de sostén para ayudar a terminar una oración, pero también hacemos uso de las palabras repetidas, que no aportan nada a la conversación. Muchas veces, trasladamos estos errores del habla a nuestra forma de escribir. Debemos evitar introducir esas expresiones en nuestros escritos.

Ya hemos leído en el cuadro superior, que las palabras con uso de muy, tienen como sinónimo extremadamente, o el sufijo -ísimo. En lugar de escribir, muy pequeño, podríamos escribir, extremadamente pequeño o pequenísimo. Esto es siempre válido si nuestros escritos no sobreabundan los muy, porque las palabras terminadas en -ísimo podrán ser igualmente notorias, como lo son aquellas con adverbios terminados en -mente.

Nuestro idioma es uno de los más amplios, con muchas expresiones específicas para determinado significado. Uno de los errores que notan los editores es la falta de riqueza del vocabulario. Siendo el uso de "muy" uno de los que ellos detectan como pereza del lenguaje (yo la llamaría del autor). Así como se nos pide que evitemos el uso de palabras extranjeras si existe una palabra en nuestro idioma, también debemos conocer las "otras" palabras que significan lo mismo.

Adjuntamos un cuadro con ochenta palabras, con uso de muy, y un sustituto que no sea un -mente o un -ísimo.


Repetimos, nuestro idioma tiene una riqueza léxica. Cada palabra tiene su espacio y lugar. No podemos volvernos tan rígidos de no desear usar una palabra X, porque a alguno se le ha ocurrido que no "suena" bonito, las palabras terminadas en -mente, o en -ísimo, no deben eliminarse, sino saberse usar. Así también la palabra muy, que será necesaria en un momento determinado y al usarla lo haremos como se debe. Como siempre, el lenguaje que es un ente que cambia, se modifica, pero debemos enriquecerlo haciendo el uso correcto de nuestro maravilloso idioma.
¡Nos leemos!
***
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viernes, 15 de febrero de 2019

PORQUÉ ES DIFÍCIL ESCRIBIR ESCENAS DE ACCIÓN (PELEAS) - HAZLO SIN FALLAR


Cortesia Pixabay - Pranong Creative


Las escenas de acción que involucren peleas se pueden dar en cualquier tipo de género. A veces creemos que solo están reservadas para las novelas épicas o de ciencia ficción, quizá para el género detectivesco o ambientado en una guerra. Pero, cualquier pelea encaja en todos los géneros, sea una historia juvenil, un drama o un romance.

jueves, 7 de febrero de 2019

Contar Vrs Mostrar - Más allá del consejo



























Siempre ha sido una terapia para mí escribir. Últimamente he estado escribiendo diferentes entradas sobre temas que vienen a mi cabeza por una u otra razón. Para mí la escritura siempre está ahí, aunque no escriba nada para el taller o mis proyectos personales, siempre estoy pensando acerca de escribir.
Estuve leyendo algunas anotaciones que hice hace mucho en una de mis muchas agendas, esas que se han ido acumulando con el paso de los años. Encontré el consejo que todos quienes escribimos hemos recibido: «No cuentes, muéstralo.» Es un gran consejo ¿no?
Lo hemos escuchado una y otra vez, también lo hemos dado a otros. Sin embargo, siempre pensé que aunque es un gran consejo, es imposible cumplirlo cabal todo el tiempo. La razón es que no podemos mostrarlo todo, ni contarlo todo en el campo de la escritura. Hay ocasiones en que el consejo, simplemente No Aplica.

Hay personas que lo defienden a capa y espada; pero estoy muy segura que ni siquiera ellos lo aplican, solo que no lo reconocen. Creo que hay un poco de culpa nuestra a la hora de dar el consejo del siglo: «No cuentes, muéstralo.» Porque la gran mayoría no hemos sabido explicarlo con suficiente claridad, cuando es conveniente usarlo o cuando no. Como con toda regla, debe de existir flexibilidad, esa capacidad de poder doblarla a nuestra conveniencia. Volver a leerlo en esa vieja agenda, con un ejemplo al lado, y una notita encapsulada: "¿Cuándo sí o no?";  me hizo comprender que vale la pena ahondar en el asunto.

Por lo que decidí, leer varios blogs que han tocado el tema y "evaluar" cómo lo han hecho, y si ha faltado algo que valga la pena mencionar. Algunos estaban más perdidos que un pingüino en el Sahara y otros tuvieron la decencia de decir, parafraseando: "Un consejo que todos dan, pero nadie explica." Pero todos tuvieron la buena intención de dar ejemplos de lo que ellos consideraban correcto. Enfatizamos, que contar y mostrar no es narrativa descriptiva, ya que esto es otro tema.
Muchos no poseemos licenciaturas en letras o literatura, somos aprendices de este oficio porque lo amamos, y ese amor nos lleva a ser autodidactas. Por ende, ni ellos, ni yo, tenemos la verdad absoluta, solo buenas intenciones. Esta no es la guía infalible, sino una recopilación de lo que he estudiado sobre el tema y mi propia visión de cómo yo aplico ese extendido consejo universal.

Mostrar Versus Contar
Se ha explicado que es más activo el mostrar, que un escritor lo hace cuando tiene más experiencia, que los novatos al no tenerla se van a lo seguro. Se nos ha repetido a la saciedad, "si puedes mostrarlo, hazlo".  Analicemos esto. ¿Es factible? ¿Aplica para todo? ¿Cuándo sí, o no?

Factible no es. No es algo que sea fácil de hacer, porque cuando escribimos, estamos condicionados al tiempo que hemos dedicado a la escritura y a aprender sus reglas y normativas. Nuestro tiempo dedicado a la escritura creativa, puede ser de veinte años, pero no escribimos constante y peor aun de manera diaria. O por el contrario, somos fértiles a la hora de escribir, pero no nos preocupamos mucho de aprender a cómo hacerlo correctamente.  Así que poder hacerlo y hacerlo de manera fácil, no encaja en el patrón.

Tampoco aplica para todo. Hay trabajos literarios que no soportan el formato de mostrarlo. Los micro relatos, los relatos, cuentos, las fábulas, etc.,  no aceptan un formato que sea extenso en cuanto al número de palabras. Esos espacios, deben condensar la información, ir directo al grano.
Por otro lado, en los trabajos extensos, como una novela (única o en serie), sí se nos da el espacio para hacerlo. Pero entraríamos a la pregunta...

¿Cuándo sí o no? Es aquí donde muchos han fallado a la hora de decidir, cuándo y dónde. Porque sí existe un dónde. Hay frases que no pueden mostrarse, deben y exigen ser contadas. Lo importante, es tratar de encontrar el nicho para cada uno. Sea que contemos o que mostremos; cada uno tiene su lugar.

Imaginemos este escenario:
La mujer contemplaba su rostro en el espejo, mientras deslizaba el cepillo de cerdas suaves por su cabellera, comenzando desde la coronilla, e inclinaba su cabeza a un lado, mientras iba bajando hasta llegar a la punta de sus cabellos. (mostrar)
Susana se peinó sentada delante de su tocador. (contar)

¿Realmente necesitamos describir todo? Definitivo que no.  Recordemos que contar es decirle al lector lo que está pasando. Un hecho de todos conocido. No tenemos ni siquiera que abundar en el contar, ir directo al grano. Todos sabemos que se peina la cabellera (o la calva, para aquellos de escasos pelos), nadie peina otra cosa que no sea su cabeza. Si existiera esa manera diferente, lo diríamos: "peinó el hombro del saco para retirar los pelos que le dejó su gato".
Muchos han expresado, que contar es "soso". Quizá no exista mucha lírica en ello, pero es necesario contar aquello que no necesita ser mostrado. Como expresé en una entrada anterior, hay personas que abusan de las descripciones, y he llegado a leer a varios que describen las cosas sencillas, como por ejemplo, cómo abrir una puerta: "tomó con su mano derecha el picaporte, girándolo en la dirección de las manecillas del reloj..." Y no es broma. Solo recuerda, que mostrar siempre incluirá una descripción, una enorme cantidad de palabras. Un libro que solo muestre se volvería demasiado largo y cansado de leer.
*Contaremos lo que ocurre, los acontecimientos cotidianos, lo obvio y las emociones o acciones que pueden escribirse de manera simple, porque no tienen profundidad o relevancia en la historia o los personajes.
**Mostraremos los sentimientos, los acontecimientos extraordinarios, aquello relevante como una emoción inesperada o sorpresiva.

Ejemplifiquemos:
Susana bajó corriendo las escaleras*, a la insistencia del teléfono que no paraba de timbrar.* Contestó molesta*. Echó la cabeza hacía atrás, abriendo su boca que no pronunció palabras, una sacudida rápida de su cabeza que negaba a lo que escuchaba.** Un oficial de policía le llamaba para decirle que su hijo sufrió un fatal accidente.* Dejó de escucharlo, solo pudo gritar con agonía*, mientras sus rodillas perdieron las fuerzas. Soltó el auricular de su trémula mano.**

Defiere a este inadecuado uso del contar/mostrar
Susana bajó a trompicones los escalones de la escalera**, el teléfono había replicado con insistencia, algo que ella ignoró los primeros timbrazos, pero ese ruido la estaba interrumpiendo en sus quehaceres**. Levantó el auricular, con una voz cortada y seca contestó: Aló.** No podía creer lo que escuchaba*, un oficial de policía se presentó  como Rodríguez y le dijo que algo terrible había ocurrido en la carretera 23 Sur, donde dos vehículos habían sido arrastrados por un carro cisterna que perdió los frenos. Por la placa y la identificación pudieron obtener ese número, por lo que le notificaba que su hijo Adán había muerto inmediatamente en la escena.  Las palabras comenzaron a desvanecerse en la voz de ese oficial, todo comenzó a confundirse en su mente, y sintió un terrible dolor en su pecho que solo pudo salir a través de un grito desgarrador y compungido.** Cayó.*

Como podemos observar, hay una enorme diferencia entre uno y otro. Hay momentos en que debemos condensar la información y en otros podemos explayarnos con fines "narrativos".  Este texto sería muy distinto si solo aplicáramos el mostrar** en todo el relato o si usáramos la condensación del contar* en ese mismo escenario. El primero nos volvería una lectura cansada, y se sentiría la mano del autor, pretendiendo generar un sentimentalismo a través de las palabras, el segundo sería tan plano que no crearía ninguna emoción.
Debemos recordar, que el lector recibe la información que nosotros le transmitimos. Hay momentos en que hay que crear una imagen visual, o expresar las emociones que no son perceptibles físicamente. Cuando nos concentramos en mostrarlo todo, la información puede volverse confusa y la idea primordial perderse en ese mar de palabras. Si lees solo las frase del mostrar  en ambos ejemplos como uno solo, descubrirás que hay una abundancia de frases innecesarias, que el autor busca conducir al lector a entrar en un terreno melodramático. No hay peor cosa que el lector se sienta condicionado en su lectura. Por el contrario, si lees solo el contar, descubrirías que la información es tan parca que no produce ninguna emoción o empatía en su lectura. En ambos casos, se trata de una mala aplicación de las herramientas de escritura.
Se nos ha dicho, como ejemplo, que no usemos el contar para describir a alguien. "Juan era tacaño", sino mostrar a ese personaje en un acto de tacañería. Esta es una cualidad no física, por lo que podemos explayarnos en mostrarlo a través de una escena. Por otro lado, se nos ha pedido que no digamos: "Juan es bajo", sino que lo mostremos. Pero ambos casos, deben realizarse con un fin: es informativo o revelador. La información es directa, la revelación ocurre a través de cierto tiempo y condiciones. Si nuestro personaje es recurrente en la trama, podemos revelarlo no solo física, sino su personalidad. Contrario a los personajes de relleno o esporádicos. Cuando describimos a un personaje, sí podemos hacer uso de un lenguaje más descriptivo, siempre que ese recurso sea con fines narrativos.

Juan tenía la mala costumbre de nunca cargar su billetera; con la promesa que pagaría lo prestado, algo que nunca hacía. (tacaño)

La cabeza de Juan no alcanzaba los hombros de los varones de la oficina, pero no permitió que lo vieran como la mascota del grupo. (bajo y de fuerte personalidad)

Juan pidió unos fósforos al vendedor de la tienda, quien rascó su calva al ver que aquél había guardado la cajetilla en su bolsillo. (tendedero pelón, Juan...)
Juan endulzó su café. Mientras relataba la pelea que tuvo con el jefe, hizo añicos el pequeño sobre./ en lugar de/ Juan seguía  molesto con el jefe.
Recuerda:  no siempre debas mostrar, ya que esto podría perjudicar o poner lento el ritmo de la trama o la escena. Mostrar suele necesitar de muchas más palabras que contar. Aprende a dosificar la información, y analizar cuándo es importante crear en el lector la imagen mental de la importancia de un hecho, y cuándo puedes limitarte a transmitirle la información plana y sin decorado que necesita conocer. La ventaja de hacerlo bien, es que el narrador desaparece frente al lector que recibe el mensaje claro y fuerte. Hacer esto bien es indiscutible.
Existe una serie de expresiones que el lector reconoce como contar. Siempre se sugiere modificar esos verbos con el fin de enfatizar la personalidad, ahondar en una situación y hacerlo con fines narrativos haciendo uso del mostrar.  Aquí algunos ejemplos:
  • Verse, lucir, ser o estar (como…): Susana estaba enojada/ Susana arrojó el florero por la ventana.
  • Decidir, proponer, etc: Juan decidió renunciar/ Juan redactó una larga carta de renuncia, mientras disfrutaba de la idea de lanzarla a la cara del jefe.
  • Sentir, percibir, etc: Susana se sentía muy triste por la muerte de Adán/ La perdida de Adán recluyó a Susana al deseo de no hacer nada, el encierro voluntario comenzó a preocupar a todos.
  • Oír, escuchar, ver, oler, etc: Juan quiso fumar al oler el humo del cigarrillo/ El olor a nicotina despertó el deseo de fumar en Juan.
  • Saber, conocer, etc: Juan sabía que Susana estaba deprimida/Juan era consciente de la ausencia de Adán y el desgaste emocional de Susana ante esa perdida.
  • Reflexionar, meditar, etc:  Susana reflexionó sobre sus sentimientos/ Después de un tiempo, fue evidente para Susana del daño que su tristeza le había ocasionado.
  • Darse cuenta, observar, etc: Juan se dio cuenta del error de su renuncia/ Las consecuencias de su renuncia, hicieron mella en Juan.
  • Parecer, etc: La mañana parecía triste/ Esa mañana el cielo se cubrió de cirros grises.
  • Creer, etc: Susana no creía en el Cielo/ Para Susana, no existía ni recompensa, ni castigo después de la muerte.
  • Preguntarse, inquirir, consultar, etc: Juan se preguntó si Susana lo perdonaría./ El perdón de Susana, era para Juan una moneda girando en el aire.
Recordemos, que no es un verbo en si mismo que puede o no usarse, sino el uso que le damos. Contar siempre será una forma pasiva de decir las cosas. El mostrar siempre debe contener la acción del verbo usado. Debemos describir cómo se sienten nuestros personajes al respecto de sus acciones y las consecuencias de ellas. Es importante emplear un vocabulario evocador para describir su estado mental. El lenguaje pasivo no debería emplearse para describir las emociones que el personaje ha sentido o siente. Debemos enfatizar siempre aquello que ahonda en el sentimiento interno del personaje. Las acciones pasivas pueden usarse, con cautela, para describir lo que el personaje hace.

Ante la duda, recordemos que el borrador aguanta todo. El borrador nunca será la obra maestra jamás escrita. Llegar a ese nivel requiere un compromiso serio a la hora de corregir y editar nuestros trabajos. No temamos equivocarnos durante el proceso de escritura. Pensar con obsesión si lo estamos haciendo bien solo cortará el proceso creativo.  Cada escena debe representar algo: Ya sea una acción ejecutada para la trama, o el desarrollo de un personaje. Durante el proceso de corrección, puedes tomarte el tiempo de leer bajo una lupa más autocrítica, ver si esa frase está transmitiendo lo que deseabas hacer. Puedes cambiarlo a mostrar o recortarlo a contar, siempre que sea significativo para la narrativa y la historia tenga la comprensión y fluidez ante el lector. Si has hecho uso de las descripciones con muchos adjetivos, revisa si mostrando una acción es mejor para comprender la personalidad de ese personaje. Recuerda que mostrar siempre es acción, un acercamiento directo a las propias emociones y juicios del lector, haciendo que tenga empatía por lo que se describe. En cuanto al contar, debemos usarlo cuando deseamos informar directamente algo, ir al grano es una forma directa al lector con un pensamiento nuestro más conciso.

Cuando escribo, ya sea un proyecto personal o un relato para el taller, nunca pienso en qué usar, si contar o mostrar. Es necesario que nos conozcamos como escritores; pero sobre todo que estemos conectados con nuestras emociones. Seamos sinceros a la hora de plasmarlas en un escrito. La visualización de una escena, no es solo describir lo que se ve, hay que ahondar en aquello invisible ante nuestros ojos. Tengo por costumbre, escribir en mi mente todo el tiempo. Algunas veces, me descubro a mi misma, escribiendo una escena en una película, no como lo haría un guionista que hace más del lenguaje visual para trasmitir. Hago uso de las palabras, y en muchas ocasiones, descubro que es un poco difícil describir con palabras algo, simplemente es mejor ir por lo más corto y conciso.
Espero que mi experiencia y mi interpretación al Contar y Mostrar, te sea suficiente claro para que tu evalúes la forma en cómo tu analizas y usas este recurso de escritura. Recuerda que todo es aprendido, y mejorar es una obligación.
Cuéntanos si utilizas el método y cómo lo aplicas a tus escritos. Será gratificante y educativo saber sobre otras experiencias. Disfruta del proceso de escritura. ¡Nos leemos!

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jueves, 20 de diciembre de 2018

Conversaciones efectivas- 12 conversaciones que debes incluir en tus relatos

Estuve haciendo de nuevo la limpieza a mis correos electrónicos. Hace unas semanas, borré unos mil ochocientos correos, sobre todo notificaciones de las páginas sociales y correos de "seguimiento" de páginas donde estoy suscrita.
En algún momento, me suscribí a cursos de capacitación, relaciones humanas o sicología. Hace tiempo trabajé en el departamento de Recursos Humanos de una cadena hotelera, y era indispensable capacitarse para el cargo. Encontré entre esos miles de correos por eliminar, un sencillo curso de "Conversaciones efectivas" para las reuniones de trabajo. A medida que lo leía, me di cuenta de lo importante que es tener conversaciones de calidad. Con otra lectura reciente, sobre "ser claro" a la hora de escribir, pensé si podría ser funcional ese curso para aplicarlo a nuestros escritos. En ese post, declaraban que "todas las conversaciones deben ser significativas" en nuestras novelas, evitar las conversaciones superfluas y de carácter banal que no aportan nada para el desarrollo de la trama.

Me encantan los diálogos, son una increíble herramienta . Disfruto mucho escribiendo conversaciones. Pero siendo yo misma una "personalidad INTJ", no tolero las conversaciones banales. Según Myers & Briggs, ese tipo de personalidad no tolera las conversaciones sin profundidad. Y es un hecho, soy así. Por ello, soy una persona callada, no gusto de hablar por teléfono, me aburre, aunque suelo escribir demasiado, no significa que hable igual. Por alguna razón, para mis personajes, las conversaciones deben cumplir los requisitos de: avanzar/frenar la trama, dar a conocer al personaje, y/o desarrollar la historia.

Partiendo de ahí, los doce puntos son lo que Shawn Kent Hayashi publicó en uno de sus libros "Conversations for Change". Ella ha publicado este y otros libros, sobre el arte de las buenas conversaciones para el mundo de los negocios. Según las fuentes de consulta, ella es coach de grandes lideres empresariales, compañías, personalidades, etc. O sea, ella sabe de qué habla...
OK, el listado está pensado en el "mundo de los negocios"; pero siendo honestos, todo en la vida es un negocio. Alguien quiere algo y otro también. Por lo que creo, esto puede aplicarse a la "vida real" de nuestros personajes, sobre todo, porque sabemos que vamos a complicarles su existencia de una u otra manera. Ahorremos trabajo solo hablando de lo que de verdad importa para nuestras historias.

Aquí en verde lo que se expone en el libro y la interpretación "literaria" que he hecho de ese punto.
  1. De Conexión (Conectar con la audiencia) - Para crear nuevas relaciones donde trabajar juntos, para obtener resultados. Traduciéndolo al mundo literario, esto sería "las introducciones" de nuestros personajes. Ya sea que estos se conozcan entre si o no, conectar con otras personas es básico y solo sucede cuando se es capaz de escuchar, de estar presente en la conversación. Para conectar es necesario incrementar la confianza de tu interlocutor y hacerle sentir a gusto. Recuerda que no solo las palabras comunican, también lo hace el contacto visual, los gestos.  Esas conversaciones iniciales deben ser significativas. Entre tus personajes debe de existir la complicidad, la confianza, la atracción (no es necesariamente romántica). Que tu lector, comprenda que entre los personajes existe o puede existir ese nivel de conexión.
  2. Crear (nuevas) posibilidades - Pensar conjuntamente una visión compartida. Aportar ideas nuevas y aprovechar las diferencias. En tus escritos, debes aprovechar las conversaciones francas y abiertas. Si existe un conflicto, que tus diálogos entre ellos sean concisos, en que cada uno de los personajes deje en claro sus puntos de vista. Si tu deseo es mantener el conflicto, usa este medio para que el lector empatice con ambos personajes, tanto el "agresor" como el "agredido".  Lo importante es que los puntos de vista sean expuestos. Si hay una especie de "tregua", ambos personajes deben ceder ante algo, aunque a posterior no lo cumplan, porque es parte de la trama. Este tipo de conversación es muy importante cuando los personajes buscan un bien común, es indispensable para los libros donde un grupo persigue un mismo fin, como lo son los libros de aventuras.
  3. Estructura y Plan  (trazando planes) - Valorar las fases que son necesarias para el resultado. Aclarar las expectativas.  Usa este tipo de conversaciones, cuando en la trama de tu novela, existe un objetivo. Ya sea favorable o no, los personajes deben tener claro para si mismos, que es lo que desean. No los hagas vacilar en cuento a cómo esperan resolverlo. Haz planes prácticos, evita las conversaciones circulares (hablar una y otra vez de lo mismo). Ve al grano. Difiere del punto anterior, en cuanto a que este se "ejecuta". Todo personaje, debe cumplir ese cometido, también puede servir para la auto-evaluación.
  4. (Buscando) Compromiso - ¿Quién hará cada paso? ¿Qué compromiso tendrá cada uno? En tus proyectos, asegura que tus personajes tienen el compromiso con la decisión tomada. Algunas pautas para ello son informar y explicar sobre la situación, buscar siempre la cohesión de los personajes y utiliza palabras y expresiones del tipo «¿puedo contar contigo para…?», «te interesaría…?» Aprende a ser claro, que exista coherencia con las acciones y las decisiones previas.
  5. (Pasar a la) Acción - Comprobar cada paso necesario para hacer realidad nuestra visión.  Aprovecha en tus proyectos, a hacer uso del flashback si lo amerita, ya sea en el momento de actuar, quizá sea necesario tener conversaciones con otros personajes que hayan pasado por esa situación y plantear qué es necesario hacer para llevarlo a cabo.  Debes aportar acciones que sean coherentes a las conversaciones previas dentro de tus escritos. Cuida de los detalles.
  6. Feedback (Responsabilidades) - Pedir y proporcionar información de cómo lo estamos haciendo y qué cambios se pueden aportar. Tus personajes deben de manejar una cuota de responsabilidad sobre sus acciones. La responsabilidad es una señal de autoridad y compromiso. Para conseguir que alguien se haga responsable de algo, es recomendable dejar claro el objetivo de la conversación, relajarse para poder detectar pequeñas sutilezas del lenguaje y verbalizar la importancia que tiene esa responsabilidad. Ya sea que esa responsabilidad se cumpla o no, el lector debe tener claro cuál era el objetivo que se debía cumplir. Dentro de la trama, si un "objetivo" no se cumple, (cuando previamente se había señalado), siempre deberá existir una consecuencia sobre ese resultado.
  7. Resolución del conflicto - Admitir conjuntamente el conflicto. Conversar con el objetivo de aprender y solucionar. Tus personajes deben ser capaces de manejar las discrepancias de opiniones, las conversaciones deben versar sobre la necesidad de expresar diferencias en las que existe una tensión. La pauta principal que permitirá lograr el objetivo es reconocer el conflicto, solo así es posible solucionarlo. Tanto los personajes principales y sus antagónicos, ambos deben de tener conflictos internos, defectos que los hunden a cometer errores. Ya sea, por una conciencia sobre el propio conflicto interno, o porque otro personaje les abre los ojos; los personajes deben batallar tanto con los conflictos propios como ajenos. Sobretodo en los personajes "buenos", dichos momentos deben ser enfáticos para cambios positivos.
  8. Bloqueo (y rupturas) - Reconocer y expresar mutuamente la situación de estancamiento. Sobre nuestros personajes, siempre hay un momento en donde "se tira la toalla", existe una ruptura sobre algo o con alguien. Que las conversaciones previas a esto, lleve a ese personaje a reconocer esas fallas, si hubo una pelea interna o una negación, el primer paso es aceptar que hay situaciones fuera del control y que son inevitables.  Una vez reconocido este proceso, el personaje debe de tener una sensación de libertad. Usa ese momento para que se expongas nuevas y distintas opciones a lo que va a seguir para la trama.
  9. Retirada (Renuncias)- Expresar y comunicar con respeto que la relación ha llegado hasta aquí. En el ámbito literario, una ruptura, no siempre es amorosa. Como ocurre en la vida real, hay momentos en que hay que hacerse de lado ante algo que sabemos que no nos conviene o no va a cambiar; como lo es por ejemplo, un empleo.  Por lo que hay situaciones en las que la mejor opción es marcharse. Tanto en la vida real, (como sugiere la autora en situaciones de negocios), la persona que opta por irse, no debería de dar grandes explicaciones, ni justificarse. Para nuestros relatos de ficción, todo dependerá de lo dramático del evento. Una renuncia puede ser tan calmada que el personaje abandone la oficina en total silencio, o por el contrario, que lance una silla por la ventana (con el jefe atada a ella). Recordemos que si aplicamos esto al mundo literario, debe hacer avanzar la trama. Un coronel que da un breve discurso a su ejercito antes de sacar la bandera blanca ante el enemigo, o la conversación de un padre enfermo antes de morir frente a sus hijos. Estos momentos, siempre deben ser emotivos para el lector y las palabras deben ser cuidadosamente seleccionadas.
  10. Cambio - Ayudar a ver el cambio que necesitamos conseguir con implicación mutua. El personaje que no evoluciona se estanca. El cambio es personal y, en caso de decidir un cambio, es necesario esforzarse para que los demás comprendan el cambio y hablar siempre con confianza. Que esas conversaciones, sean trascendentales, tanto como para el personaje que hace el cambio, como aquellos que lo rodean. Recordemos, que no siempre los cambios son positivos, si es necesario un cambio en negativo, el tipo de conversaciones también debe reflejar las emociones del personaje.
  11. Agradecimiento (Mostrar aprecio) - Reconocer las aportaciones, progresos y cambios de los demás, sinceramente. Los personajes son "seres" que necesitan también el reconocimiento de otros personajes. Según la situación, un poco de aprecio puede llevarnos muy lejos. Saber transmitirlo es importante, ya que implica una satisfacción emocional por ambas partes. Para ello, puede ayudar saber destacar fortalezas personales, compartir tiempo o hacer un regalo simbólico que tenga un valor especial. Los personajes que son líderes, deben reforzar su personalidad a través del elogio a sus subalternos, también figuras paternales positivas, como lo son los maestros. Aproveche ese tipo de conversaciones para afianzar las personalidades que desea destacar.
  12. Despedida (Pase la pagina) - Conversar positivamente en situaciones de final de proyecto, despido, cambio de situación, etc., dejando las puertas abiertas. Tal como se dijo que hay que "renunciar" a ciertas situaciones, dentro de nuestras historias, también otro ejerce ese tipo de situaciones sobre nuestros personajes. El consejo "de negocio" es siempre ver el lado positivo de esto. Pero, para nuestras historias de ficción, no todo debe ser respeto y candor. Si en nuestro mundo literario esto ocurre dentro del ámbito "laboral", sí podemos hacer uso de los consejos de la Sra. Kent Hayashi, el uso del lenguaje moderado, la apreciación, no dejar "la puerta cerrada", etc. Pero si nuestro personaje sufre algún tipo de complejo, conflicto o situación al borde del risco, que esto sea un disparador para crear la tensión del argumento. Recordemos que no se habla solo de "despidos" laborales, puede significar, la petición del divorcio, la perdida de la salud, un golpe de estado, o el estallido de una guerra. Es decir, algo que afecta al personaje sobre otra cosa de la que no tiene control.
Todos estos consejos, son especiales para el mundo de los negocios y las relaciones interpersonales. Pero son también puntos de referencia a conflictos y situaciones que nuestros personajes pueden afrontar. Son conversaciones necesarias para hacer avanzar la trama. Revelar las personalidades. Recuerde que mucho de lo que ocurre en su novela, se desvela a través de las conversaciones de nuestros personajes.

A medida que leía, analizaba y estudiaba cada punto, se me vino a la mente algunas escenas literarias, con una interpretación muy personal. Mi criterio es que el lector debe tener la historia frente a él. No llene sus proyectos con conversaciones insulsas que no aportan nada a la trama. Recuerde que para dar a conocer al personaje, no necesita estar basado unicamente con diálogos. Pero es importante que todo cuanto es revelado a través de las conversaciones de los personajes, tenga sentido para la historia. Tome en cuenta, que una conversaciones "banal" puede ser también necesaria. Por ejemplo un chisme dentro de una conversación, es el disparador para un conflicto entre personajes. Que todo tenga peso, aunque sea una conversación no filosófica, si me doy a buen entender.

Cuando leí el listado de la Sra. Kent Hayashi, recordé mucho la trilogía de "El Señor de los anillos", me di cuenta que cada uno de los puntos que ella indicaba, caen en esa historia:

1- Las conexiones: de Frodo y Gandalf, Gandalf y Bilbo o Frodo y Sam.
2- Crear Posibilidades: las muchas conversaciones que se tuvieron sobre qué hacer, a donde ir, que camino tomar mientras se iban en la travesía hasta Rivendell o hasta Mordor.
3- Estructura y plan:  como cuando Frodo se ofreció en ir a Mordor, o cuando Aragorn entra en diálogo con los espíritus.
4- Compromiso: todas las conversaciones que tuvo Sam con Frodo y la lealtad que le expresaba.
5- Acción: así como son los Flashbacks o las profecías sobre qué debía hacerse, como cuando Galadriel y Frodo tienen una profunda conversación sobre sus destinos.
6- Feedback: el libro tiene muchos "líderes", y éstos siempre recordaban a los demás el compromiso y sus responsabilidades, entre los lideres con mejores diálogos están Aragorn, Gandalf y Elrond.
7- Resolución de un conflicto: las conversaciones que tuvo Aragorn con el Rey Theoden y su negativa de no ayudar al reino de Minas Tirith, Ciudad Blanca de Gondor. Las discrepancias entre Gemli y Legolas.
8- Bloqueo: en este caso, quien me hizo pensar más es Gollum y sus conflictos internos sobre hacer o no el bien.
9- Retirada: creo que el mejor ejemplo que puedo dar es el momento en que Gandalf viendo que están siendo masacrados, le cuenta a Pipin sobre que hay después de la muerte.
10- Cambio: las conversaciones que tuvo Gandalf y Saruman cuando este desvela que es seguidor de Sauron, o cuando Merry expone ante los Ents su indifencia a los conflictos de la Tierra Media.
11-Agradecimiento: casos puntuales: Frodo y Sam, Aragorn y Arwen, Gandalf y Frodo, Eowyn y Theoden, Elrond y Aragorn, Faramir y Aragorn.
12-Despedida: muchas, el discurso del Rey Theoden, la muerte de Boromir, la renuncia de Arwen a su legado y pueblo, Gandalf y Bilbo, Frodo y Sam, etc.

Espero que esto te sirva para aclararte un poco más estos puntos. Recuerda que siempre debes disfrutar el proceso de escritura, así que aprovecha de las herramientas existentes para mejorarlo, aunque "no sean de escritura" como tal.
¿Qué opinas? Cuéntanos en la sección de comentarios cuáles son tus herramientas o trucos para crear tus conversaciones. Nos encantará ver tus ases de escritura.

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NOTA: Si este trabajo te ha servido de algo, te ha parecido interesante o crees que puede ser de utilidad a alguien más, te ruego que lo compartas en tus redes sociales. Con ello se valora el tiempo y esfuerzo invertido en el estudio, preparación de este trabajo. Tu apoyo es fundamental para seguir creciendo. Si tienes una duda o un tema en particular que te gustaría tener información, no vaciles en ofrecerme tus sugerencias. Te invito a suscribirte a mis redes sociales. Un abrazo de gratitud.
¡Nos leemos!




 


 

jueves, 6 de diciembre de 2018

Quiero escribir una novela - Inicios que deberías evitar

Aquellos que me conocen un poco, o han seguido este blog, saben que siempre escribo sobre algo que me ha ocurrido (y me ha llevado a escribir "esa" entrada) o las herramientas que voy aprendiendo en este camino de las letras.

Hoy ha sido un día que me he sentado a escribir varias entradas que espero publicar una vez que sean corregidas y mejoradas. Haciendo esto, me hizo recordar que siempre suelo modificar algunas palabras al inicio de cada una de ellas. Esto me llevó a recordar los inicios de los proyectos personales que he ido acumulando para mis ojos únicamente; pero también aquellos que publico en un taller literario. El consejo que recibimos alguna vez fue: haz que tu primera línea sea atractiva para seguir leyendo.

Mi hermana me prestó una serie de libros que aún no he tenido ni el ánimo o el tiempo para comenzar o terminar de leer (muy contrario a ella que lee un libro en una semana o pocos días). Así que tomaré uno al azar y plantaré aquí esa oración.

Mmm... honestamente, a mí ese comienzo no me entusiasmó nada. Previo a ello hay un "Prologo" y anterior a éste una "advertencia". Sin leer estos dos enunciados, la lectura se vuelve un poco incomprensible. El libro se titula "Brida" y su autor es Paulo Coelho. He descubierto que este libro me ha costado mucho leer, quizá porque el inicio no me agradó mucho.  No puedo catalogar el libro de "malo", porque no he avanzado mucho mi lectura, quizá solo he leído unas veinte páginas, pese a que ha estado sobre mi cabecera por casi cuatro meses.  De retomar la lectura, deberé leer desde el inicio, porque ya he olvidado todo.

¿Pero quien soy yo para criticar a Paulo Coelho? Reconozco que soy una lectora muy caprichosa, quisquillosa y demasiado crítica. No, no estoy capacitada en criticar a ningún autor publicado, pero, como lectora también entiendo que hay diversidad de gustos. Con esto, deseo hacer incapie en que nadie puede tener a todo el mundo contento. Siempre existirán lectores que son menos críticos y son más emocionales que se dejan llevar por la historia aunque esté mal redactada; otros, odiarán la redacción, la prosa, pero concluirán el libro porque la trama los ha cautivado; aquellos que los errores ortográficos saltan a la vista, dejarán a un lado del libro sin misericordia, sin pensar en la trama, la redacción y la fluidez de la historia. Cada autor, encontrará su nicho, al lector que guste de sus historia y la forma en cómo las relata, y deja pasar aquellos "detallitos" que hasta los más consagrados tienen como mejoras. El lector que no guste de nuestros escritos, pasará por ellos, sin pena ni gloria. Hay que aceptar esto también.
Con esto aclarado, puedo sacar un listado de lo que he encontrado una y otra vez, como los "inicios indeseables de cómo No comenzar una novela". Muchos han sido usados una y otra vez, que son un cliché del genero, otros son muletas de escritura o falta de preparación del autor. Aquí una lista de lo que muchos "lectores" no gustan como inicio de las historias...

  1. El reloj despertador o el sueño que corta la realidad. Aunque debería separarlos los dejo unificados por una razón: el personaje estaba durmiendo. No hay una escena más cliché que el uso del reloj despertador o que el personaje tenga una serie de "sucesos" que terminan siendo un sueño o pesadilla. ¿No podemos usar este recurso jamás de los jamases? El problema con el mismo es la cantidad de veces que ha sido usado; para que pueda ser efectivo, la creatividad del autor debe superar lo ya conocido. "El día de la marmota" por ejemplo, es un recurso recurrente dentro de la historia... pero no inicia con esa alarma sonando esa canción. Debo reconocer que sí he hecho uso del recurso, más o menos. En uno de mis trabajos personales, el primer párrafo arranca con la acción de un acontecimiento. Es una escena corta, pero impregnada de emociones. La oración termina con una frase que es muy significativa dentro de la historia. En el siguiente escenario, una persona llega a su oficina y se introduce al personaje principal.  El primer párrafo parece no tener sentido con el siguiente, donde ocurren una serie de actividades, (acciones/reacciones) hasta el momento en que este personaje, no quiere volver a dormir, ya que tiene una pesadilla recurrente. Se comprende, entonces, que ese primer párrafo es esa pesadilla. Lo importante no es NO usar ese recurso, sino usarlo de manera que no inicie la historia. Se incluyen en esta categoría no deseada, cualquier cosa que haga despertar al personaje principal (el grito de la madre diciendo que el desayuno ésta listo, ser interrumpido por el ingreso del hermano quisquilloso o el perro que salta sobre la cama, etc). No inicies con tu personaje haciendo nada en la cama, aparte de dormir.
  2. La frase celebre: Había una vez... Erase una vez... - Ya pasó el tiempo en donde los cuentos de hadas iniciaban con esa frase. Cada vez que la leo, tengo el recuerdo de escuchar en mi memoria la intro de las caricaturas de los años cincuenta de Merrie Melodies (Looney Toons). Nací muchas décadas después de esa época. Esa frase no podemos ni permitirla en novelas juveniles, de fantasía y mucho menos en novelas de carácter más serio. ¿Jamás de los jamases? Volvemos a decirlo, debes hacer uso de la creatividad para romper un cliché. ¿Tu novela inicia con la lectura de uno de esos cuentos? De no ser así, evítalo. Pero, eres rebelde y deseas usarla, entonces hazlo, pero tu escrito debe ser una tragicomedia, un sarcasmo o definitivo una parodia, que el lector lo noté de inmediato, sino quedarás como un novato.
  3. La descripción infinita - Debo confesar que al encontrar este "punto negro", me provocó tristeza. Porque amo las descripciones. Realmente me gustan, no solo leerlas, sino escribirlas. Pero, repetimos, nunca para un inicio de una novela. Sí, debes crear en pocas líneas una ambientación; pero no debes dar a pie puntilla todos los detalles de ese lugar, el paisaje, la catedral, el mundo, etc.  Debes aprender a describir correctamente, no es necesario declarar cómo es el verdor de las hojas de los árboles en primavera (todas son verdes, en su gran mayoría), el detalle del marco del espejo o el cepillo de dientes. Deja las descripciones más elaboradas para un espacio más adentro de tu historia. Sí debes crear un ambiente desde el inicio. En lo particular me molesta no saber dónde y cuándo ocurre algo en una escena, mucho peor en el primer capítulo (que es la introducción de una buena parte de ese mundo y sus protagonistas). Recuerda que el lector tiene interés primordial por el personaje, no lo abrumes con explicaciones históricas que los krons gobiernan a los edrums porque hay una profecía contra aquellos. También recuerda que "la ambientación" no es describirlo todo, hasta cómo una persona abre una puerta (en serio, lo he leído). Pero al hablar del inicio de una novela, la descripción del entorno o la creación de ese mundo, nunca deberá ser pasiva. A no ser que describas el azote de una tormenta en medio del oceáno, un alúd o un terremoto, evita las descripciones prolongadas al inicio de una historia. Pero, siempre hay reglas que romper, si el lugar es "otro personaje", si puedes hacerlo, siempre y cuando no rompas con la acción del relato mostrando solamente algunas pinceladas de "ubicación".
  4. ¿Y cómo está el clima?- La apertura de una novela no debería de iniciar con la descripción del clima. No estamos frente a una página de meteorología. Describir la primavera, o una escena lluviosa no es muy atractiva. Muchos libros inician con este tipo de descripciones, aún muchos libros "clásicos". Quizá en un determinado momento fue válido, un recurso "atractivo"; pero en la actualidad ha perdido el entusiasmo del lector. No veo una sola razón válida para iniciar una novela usando este recurso. Mi criterio personal, es que hay que evitarlo a toda costa.
  5. Descripciones físicas, que se anteponen a la historia - Recordemos que cuando el lector abre un libro, desea conocer la trama. Hay libros en donde el autor decide no hacer ni una sola descripción física del personaje, y concentrarse más en su personalidad. (En lo particular me desagrada no saber cómo luce el personaje). Pero, que las primeras líneas de nuestra historia no contengan el numero de pecas del rostro de la damisela, ni cómo son las canas del personaje masculino. Esto puede ser detallado más adelante del capitulo. Hay formas de describir sin necesidad de recurrir al listado de "perfil" de página de citas: ojos azules, cabello rubio, etc. Incluir uno o dos descripciones son suficientes. Debo confesar que me cuesta mucho no hacer esa lista de supermercado a la hora de describir a mis personajes, pero he aprendido que leerlo, aburre. He optado por las descripciones parciales, pero siempre tratando de dejar aquello más destacable en frases alternadas. Al describir, evitemos los adjetivos innecesarios. Recuerda que tu lector quiere ahondar en qué es lo que está ocurriendo, dale esos detalles antes a cómo lucen nuestros personajes. Un consejo es no hagas que tu personaje se describa, es patético. Es muy común que el escritor novato lo haga. Usa un espejo o un reflejo para que ese personaje se describa a si mismo. "Me miré al espejo, mis ojos verdes lucían tristes", o "Peinó su cabellera ondulada  frente al espejo del elevador;  enderezó su corbata. debía lucir pulcro para esa entrevista". El consejo de los más "recorridos en el arte", explican que es otro quien debe describir a los personajes, o el narrador siempre y cuando no parezca una auto-descripción, es decir, que siempre hay otro personaje involucrado: "La madre acomodó los tirabuzones de su hija. Estaba resuelta en hacerla lucir como la viva imagen de Sherley Temple." Con una descripción así, el lector comprende qué tipo de tirabuzones lleva la niña y que es rubia. Aclaramos que las descripciones iniciales son molestas; pero en cualquier momento del texto, debemos hacerlo bien.
  6. No engañes al lector con falacias - Cuando de literatura se trata, a no ser que sea una biografía o un libro histórico, la mayoría de los libros son relatos ficcionados. Por ello se llama literatura de ficción, según el genero en que encaje. Cuando iniciamos nuestra novela con un "Esta es una historia verdadera, que ocurrió...", el lector sabe de antemano que no lo es. No pretendamos hacer algo real cuando no es cierto. Mi hermana siempre confunde las películas "basada en hechos reales" y "una historia real".  En ambos casos, existirán escenas dramatizadas con fines recreativos. Es importante, sobre todo en las novelas de época que no busquemos una veracidad inexistente. Los acontecimientos de la novela pueden ser basados en hechos reales, como lo es la guerra, el secuestro o un golpe de estado; pero aún haciendo uso de fechas o nombres históricos, no podemos pretender que "es una historia real". Es muy sencillo no caer en este tipo, evita las palabras: real, verdadero, historia, etc. Usa en su lugar expresiones que suenen a "ficción", como: "Según los registros", "los relatos", "testimonios", etc.  Esto no solo vuelve la narración menos comprometedora, sino que nos da a entender que está basada en la apreciación de determinado grupo o persona.  He encontrado un ejemplo de un inicio que ayude a comprender la forma en cómo evitar este punto. «En una supuesta sociedad policial, el estado ha conseguido el control total sobre el individuo.» (Sinopsis) 1984, de George Orwell. Una novela que muchas personas creen que estamos "viviendo en la actualidad".
  7. Romper la cuarta pared - Este punto es uno de los que menos entusiasmo provocan en mi para continuar la lectura. Las novelas que inician con: "¿He capturado tu atención? Porque lo que voy a relatarte..," o, "Esto que estás a punto de leer, es mi historia..." Sigo sintiendo un rechazo por la narrativa donde se rompe la cuarta pared. La narrativa en segunda persona, puede ser demasiado nueva para que la acepte como las otras; pero reconozco que también puede ser atractiva siempre y cuando el autor sepa conducirla. No es un simple, tu, tu y tu. Hay mucho más implícito en esa forma de narrar. Para ejecutarla correctamente, se debe leer mucho a otros autores que la han usado de forma magistral; aunque reconozco que llevar a cabo una novela completa en segunda persona no es fácil y el lector puede abrumarse con este tipo de narrativa.
  8. Los prólogos - Soy de las personas que no gustan de los prólogos. Siempre he dicho que una historia que "debe" ser explicada no está bien descrita. El prologo se suele usar para aclarar al lector sobre qué y quienes componen la historia que van a leer. Pone bajo la lupa algunos aspectos importantes de la trama para que a medida que avanza la lectura, el lector comprenda el porqué de ciertos acontecimientos. Yo no gusto de esas explicaciones. Una pre lectura, o casi una sinopsis no me es agradable. Me agrada descubrir de a poco quienes son los personajes y las tramas con sus motivaciones que se desvelan en cada escena o capitulo. Pero hay personas que sí aprecian un buen prologo. Si vas a hacer uso de esta herramienta, debes analizar sus funciones, su fin, para que puedas darle el uso adecuado. Escribir un prologo, puede ser el éxito o el fracaso de la historia, que el lector siga con el libro en sus manos, o por el contrario lo deje a un lado para no volverlo a tocar.
  9. Inicios extravagantes - Se nos ha dicho que las primeras líneas deben "capturar" la atención del lector. Es claro que debe de ser de esa manera, sin embargo, no debe porque ser extravagante, exagerado e irrisible. No me gustan mucho los inicios con un diálogo, mucho menos cuando quien habla (de quien aun no se nada) emite un gritó desesperado, llaman a la policía, insultan a alguien o hacen un monologo porque está al borde de un precipicio.  O las historias que comienzan con una masacre, una persecución de extraterrestres o la metamorfosis del maestro de clase de biología, me harán pensar en la calidad del resto de la novela en cuestión.  Aclaro, sí puedes escribir ciencia ficción, fantasía o terror, pero no es necesario hacerlo con la peor descripción posible.  Recuerda que lo exagerado no necesariamente capta la atención del lector. Un inicio puede contener información o una ejecución que hace al lector interesarse, o al menos, tener la curiosidad sobre qué viene la historia, darle pautas para que eso mismo le haga seguir leyendo.
  10. Tanto más o tan poco que el lector no entiende -Uno de los principales infractores de esta regla es cuando los personajes comienzan con un largo diálogo inexplicable, la oración es demasiado larga y no hay contexto para que el lector la entienda. Queremos saber quién está hablando, dónde están y con quién están hablando. Como regla general, no empieces con situaciones que como lectores no entendemos. Brindar información excesiva o casi nula, no capturará la atención de quien lee. Cuando brindamos "demasiado", el lector puede no ser capaz de captar toda esa información y procesarla como importante. Al contrario, cuando damos muy "poca", ésta puede ser también ignorada porque es tan ínfima que el lector no le da la importancia que merece. Debes aprender a usar las palabras de forma correcta. Estamos hablando de un comienzo... y esto requiere que la dosis sea correcta para que el lector no abandone la lectura, sino logre interesarse en la siguiente línea, y la que sigue...
Muchos autores, escritores profesionales y de hobbie, saben que toda regla puede romperse. Pero para doblar o romper una regla hay que conocerla. Es indispensable que si tienes un verdadero interés en la escritura creativa, no confíes en la "simple inspiración". Debes, y necesitas, conocer bien el idioma, las reglas de escritura, las diferentes técnicas. El lector actual es tan quisquilloso como lo soy yo. Evita el uso y abuso de los clichés, de la escritura redundante, trata a lector con respeto y el respetará tu trabajo. Ya sea que te auto-publiques en tu propio blog, o en una plataforma de venta, etc., ten en cuenta que cada palabra que uses, cada línea que escribas, te representa.  Siempre muestra la mejor versión de ti.

Para cerrar el tema, recuerda que escribir es un proceso que debes disfrutar. Aunque como lectora, aprecio que el autor se tome el tiempo para pensar y exponer de la mejor manera posible sus textos.  Leyendo un poco por ahí, encontré un tema similar, donde el autor de ese Blog, contaba acerca de los malos comienzos y a manera de humor, relató que existe un "Concurso de los peores comienzos para una novela". Concurso que "honra" a un escritor que según la historia, hizo uno de los peores comienzos para sus novelas. (Cabe mencionar, que esto era muy usual en su época, como comenté arriba). En la actualidad tiene abierto su concurso para el 2019 con una cuantiosa suma de premio de $150.00. Los participantes, deben enviar su peor texto (u otra cantidad, se dice que un autor envió tres mil "inicios"), como comienzo para una novela ficticia, y los ganadores hacen uso de su ingenio para mostrar su sarcasmo ante mucho de los errores que en esta entrada hemos planteado. Si tienes curiosidad, o decides participar, te dejo el enlace aquí: The Bulwer Lytton Fiction Contest

Debo confesar, que el inicio de “It was a dark and stormy night.” siempre fue mi peor comienzo predilecto, quizá porque lo leí en una imagen de mi personaje favorito canino: Snoopy. 
"Snoopy", propiedad de Charles Schultz
Aunque no pienso concursar, por ahora, les dejo uno de mis intentos ficcionados del peor comienzo que he escrito... *Derechos reservados por la ley de propiedad intelectual


¿Cuál es el peor comienzos que has escrito? ¿Con que inicio te atreverías a concursar en el concurso de Bulwer Lytton? Cuéntanos en los comentarios, nos encantará conocerlos.
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¡Nos leemos!